lo leo para él / yo y el libro
nos precisamos mutuamente / somos
una pareja despareja /
el libro tiene ojos tacto olfato
hace preguntas y hace señas
puede ser una esponja que me absorbe
o un interlocutor vacío de prejuicios
el libro y yo tenemos un pasado
en común / con frutales seducciones
yo a veces le confisco a madame bovary
y él me despoja de ana karenina /
si nos empalagamos de esos amores yertos
ya somos otros y nos reconciliamos
el libro me provoca / me arranca confesiones
y yo le escribo notas en los márgenes
es una relación casi incestuosa
nos conocemos tanto que no nos aburrimos
él me describe cielos incendiados
y yo se los extingo con lágrimas marinas
no lo hizo para mí / ¿será por eso
que el rostro no me importa? / es un enigma /
yo sólo quiero descifrar el libro
y quedarme en su vida hasta mañana
Mario Benedetti en su en su libro El olvido está lleno de memoria, 78, disponible en http://www.escritoresxy.com/EDITOR_ONLINE/narracion_alumno/memoria.pdf
Definitivamente los escritores no escriben para nosotros, y sin embargo, no hay autor sin un buen lector, nos necesitamos uno al otro. ¿Para quién escribe el escritor? ¿Para qué finalmente sirve la escritura?
Sospecho es un acto
de rebeldía, un acto desde el que se defiende el derecho de ser uno mismo, de
decidir el cómo, el qué y el para qué de cada momento que se vive, de hacer una
pausa para pensar en medio de la avalancha de cosas que se viven y ocurren sin
tiempo de pensar, valorar, decidir… Escribir es una necesidad vital del ser
humano que se pregunta quién es, qué hace aquí, hacia donde va… está urgido de
encontrarse consigo mismo, “sin otra recompensa que ser, sin otro sentido que
simplemente encontrarnos.”(Hugo Zemelman)
¿Escribir, volcarnos
en lo impreso puede ser un espacio de autonomía? ¿Qué nos impide
escribir, ensayar ideas, jugar con el lenguaje, atreverse escribir guiado por
la pasión, por un no-saber que den lugar al sentimiento en las palabras? ¿Por
qué no todos tenemos esta habilidad de la escritura profunda, sincera,
auténtica, que nace de la más íntima intimidad? La respuesta es compleja,
y no pretendo abordarla aquí, lo que sí sé es que escribiendo, jugando con las
palabras damos con nosotros mismos, y al hacerlo, con nuestros propios
obstáculos, necesidades y déficits que nos impiden este derechos de
expresarnos, de soñar en quien sentimos podemos ser.
...el libro me provoca / me arranca confesiones
y yo le escribo notas en los márgenes
es una relación casi incestuosa
nos conocemos tanto que no nos aburrimos
él me describe cielos incendiados
y yo se los extingo con lágrimas marinas
no lo hizo para mí / ¿será por eso
que el rostro no me importa?....
para pensar...