Miquel Seguró. Vulnerabilidad. Herder Editorial, 2021. Edición Electrónica.
Nos dice nuestro autor,
que vulnerabilidad, por lo general se le entiende como sufrimiento, padecimiento,
pérdida, daños. Pero, si colocamos a la vulnerabilidad como una condición humana,
dejaremos entrar ideas sobre esas situaciones que nos afectan, que nos cambian,
que son para bien, como el amor, la pasión por algo, y no solamente las que nos
aportan daños. Nuestra condición humana
de vulnerabilidad nos coloca como seres abiertos, no terminados, que escribimos
y reescribimos nuestras vidas a cada momento, registramos en nuestro ser todo
aquello de lo que somos testigos, y protagonistas a la vez.
El autor utiliza la imagen
de un círculo irregular e imperfecto para hablar de la vulnerabilidad, un
círculo que nunca acaba de cerrarse sobre sí mismo y por ello, nunca podemos
llegar a la perfección, la certeza, el resguardo ansiado, sino que la vida
transcurre precaria, rodeado de incertidumbre. Y se vale de la biografía de René Descartes,
el filósofo que tuvo una ferviente ansia por la verdad, una verdad que le diera
seguridad en medio de su existencia precaria.
Descartes construye una
filosofía para enfrentar la incertidumbre, busca datos claros, firmes,
infranqueables refugiado en la fe de su razón, y con su “cogito ergo sum”, atesora
la certeza en su en su yo, y lograr su anhelada seguridad existencial. Sin embargo, este libro no trata de Descartes,
sino piensa el problema de la vulnerabilidad desde su biografía.
Por ejemplo, la duda de Descartes,
le permite pensar la importancia de las preguntas, en especial las
existenciales. Descartes plante que, si
piensa rigurosamente, él existe: que al pensar con rigurosidad y utilizando el
lenguaje sin equívocos, como el matemático, se llegaba a la verdad. Sin
embargo, ¿por qué se pensó? ¿Qué provocó la pregunta? Lo que genera las
preguntas, es algo fuera de uno mismo, es algo en la realidad, está afuera del
yo, por tanto, se abre un espacio saturado de misterios, se crea la duda en
cómo, ese algo es pensando.
Nuestro autor, coloca a
Descartes como este ser humano vulnerable, ansioso de encontrar en lugar de certidumbre,
huir de lo inestable, de la falta de control del mundo que habita; de lograr un
pensamiento lleno de certezas lo cual no es posible dado que está el afuera,
están lo otros, y esto nos hace ser relacionales, recíprocos, estamos en este
mundo complicado e implicados de múltiples formas y estas afectaciones mutuas
hacen imposible el sueño de Descartes.
Los seres humanos siempre
estamos frente a experiencias que nos ponen en nuestros límites, para este análisis
de ayuda de Jasper. Estas experiencias
nos informan constantemente que estamos expuesto al devenir desconocido de la
realidad donde sucede cosas que nos fragilizan y colocan en situación precaria,
de desventaja (al enamorarse sucede también); la existencia es como un éxodo constante,
siempre estamos cambiando y en este suceder de la vida nos pasa de todo, y con
todos con quienes estamos implicados, nos afectan, y afectamos.
Nuestro se vulnerable, en
esta circularidad inconclusa e imperfecta, se pregunta quién es y por su mundo,
son preguntas esenciales, (que es el mundo y que soy yo) y existenciales (porque
hay mundo y porque existo) que dan lugar a reflexiones que llevan de una cosa a
la otra, sin agotarse, ese círculo no se cierra. Es en el terreno existencial
donde más se manifiesta la condición vulnerable, las preguntas quedan sin
resolverse e invade la zozobra de la propia existencia, finita y contingente,
que induce a reconocer que hoy se está y mañana quién sabe. La pregunta de la
vida, siempre queda sin respuesta.
Estar con uno mismo o
encontrarse con uno mismo, es una falacia porque estamos en medio de relatos,
de fábulas de mundo como diría Descartes, y encarnamos esas imágenes de los
mundos que conocemos, y nos creamos una identidad, un modo de ser dependiendo
de dónde estemos. Se trata de un enmascaramiento y desenmascaramiento continuo de
puertas adentro, y de puertas afuera.
Creemos ser nosotros y podemos ser cualquiera. Todo se torna confuso, y
no se logra una respuesta que de certeza de quién somos.
Todo este flujo de
fuerzas internas, externas genera inquietud, agotamiento y ni siquiera contamos
con un yo claro, preciso, dando lugar a una biografía caótica, confusa. Y buscamos contrarrestar esta agitación,
buscamos el apoyo de los otros seres como nosotros y juntos hacer más soportable
la fragilidad, también se recurre a ideas absolutas que dan refugio, como Dios,
una creencia, un líder, que, de garantía de seguridad, algo nos hace buscar esa
verdad primigenia que da paz, tranquilidad, a la que siempre podemos retornar,
desde nuestra imperfección, podemos soñar con la perfección, ese lugar absoluto,
donde no hay dudas. Pero, no es la verdadera solución.
Este libro aporta muchas
ideas, preguntas que permiten reflexionar sobre nuestras relaciones recíprocas
entre los seres vulnerables que somos todos.
Por ejemplo, reflexiona sobre la política, de cómo se encuentra saturada
de ideas que la idealizan y la alejan de la necesidad de ser una política
preocupada por evitar el malestar entre los seres humanos, es decir, centrarse
en los asuntos que impidan que seres vulnerables, dañen con sus acciones a seres
más vulnerables, evitar que la condición humana vulnerable, se ve todavía más
precarizada por los mismos seres humanos.
Asumir la condición humana
de vulnerabilidad, de seres abiertos en el permanente reto de construirse un
destino, nos coloca en una reflexión ética y moral urgente, aceptar que se vive
en una realidad que se impone y necesitamos conocer con los recursos de que
disponemos, teniendo claro, que es un conocimiento temporal, y que como esté,
habrá otras versiones.
Asumir la condición de
vulnerabilidad, implica reconocer que afectamos y nos afectan, situarse en el
punto crítico cotidiano de interrogarse, interrogarnos sobre cómo estamos
llevando nuestras vidas, hacernos cargo en lo que se permita, dudar de lo que
hacemos y con esa duda, salir al mundo, atentos de vulnerar a otros vulnerables
como nosotros.
Es un libro, que, si bien
se lee con cierta facilidad, diré que una leída no es suficiente para dar cuenta de su
riqueza. Definitivamente es un libro que requiere varias visitas, tomar notas
dependiendo el interés de ese momento. Son muchos los conceptos de los que se
vale este joven filósofo para aportar una “Filosofía de la vulnerabilidad”.
Un libro muy recomendable
para estos tiempos de tanto dolor humano, epidemias, muertes por sucesos
naturales, por la violencia social y lo peor, por la insensatez humana que se
refleja en las guerras que marcan nuestros tiempos, donde vemos, lo que dice
nuestro autor, seres vulnerables, haciendo más vulnerable la vida de muchos
otros seres humanos.
Verdaderamente si
necesitamos esta reflexión, hacer filosofía de la vulnerabilidad humana. Pues a seguir informándonos y estar más
atentos para no hacer daño los seres vulnerables cercanos a nuestra
vulnerabilidad.