Pues aquí, sufriendo con una idea “...el tutor es
un coach que busca el acompañamiento continuo de los docentes para lograr el
desarrollo integral y humano integral”.
Estoy tomando un diplomado para formarme como tutora en línea de
docentes de ingreso quienes serán evaluados a los dos años de su ingreso al
sistema educativo, y ellos, mis tutorados, están tomando un diplomado donde los
acompañaré por un tiempo. Y aquí, en el
diplomado, leyendo los materiales, y la
verdad me siento confundida, con deseos de abandonar todo y ya, retirarme de
este campo de la formación de profesores, donde he invertido unos 25 años de mi
vida, si no es que más...
Me duele como se introducen palabras de un campo a
otro y se arrastran ideas instrumentales que simplifican una tarea tan dura,
compleja pero tan necesaria, donde no hay que escatimar nada, donde urge la
idea más excelsa por más abstracta que sea, hay que negociar con la mejor
teoría, adentrarse por la complejidad de los conceptos para abrir puertas de
realidades que no podemos ver por falta de una mirada fuerte, enriquecida por
ideas situadas en la experiencia, en la realidad.
En lo que reviso, voy entendiendo que ahora puedo
ser una “entrenadora” de maestros, y esto no me deja una sensación agradable,
me veo inmersa en un nuevo lenguaje, que se instala poco a poco en el campo
educativo, al que aún pertenezco, y sé que me veo mal hablando de lo que me da
un trabajo, me da de comer, pero a la vez no puedo quedarme callada...
Un “coach” entrena, desata, pule, hace brillar una
cualidad ya revelada y la lleva al estrellato, (bueno eso entiendo que es, tal
vez mi apreciación es limitada) y un profesor novel, quien apenas se inicia en
esto de situarse frente a personas (chicos, grandes), vive un proceso de
descubrimiento tanto de sí mismo, del sentido de su profesión tan humana, donde
su naturaleza misma es que nunca dejará de re-aprender, de reconstruir ese
sentido. Estos profesores jóvenes están aprendiendo
lo que es ser maestro, donde lo que deben saber ya, aunque les duela, es que
siempre estarán en descubrimiento de los otros con quienes trabaja, quienes no
son cosas, sino con seres humanos en igual proceso de auto-descubrimiento de sí
mismos.
Cómo coach ¿que podría yo fortalecer? No me imagino
en ese papel, pues entiendo que el maestro se sitúa frente al otro para
ayudarle a entusiasmarse consigo mismo, que quien forma tiene el reto de ser
hábil para provocar al otro, es alguien que necesita audacia, preparación,
sutiliza, gentiliza, fuerza pedagógica para ayudar al otro a que abandone su “estado-amado”
donde se siente ya realizado, pues necesita saber que al ser parte de una
realidad en movimiento, donde siempre hay que seguirse formando pues lo que
funcionaba, pronto, no lo hará.
La educación necesita ser un proceso que mueve,
desestabilice, sacuda, despabile, quedarse en los saberes y haceres nos
envejece, nos saca de la vida, por ello, de lo que se es y sabe, hay que
aprender a usarlo para ser otro, y para ello, necesitamos siempre auto-descubrirnos,
reconocer nuestras potencialidades para orientarlas y desplegarlas en toda su posibilidad.
La formación que promueve un educador discurre
entonces por cualquier lado que realice al sujeto frente a nosotros, ¿se puede
entrenar esto? Yo no podría, pero sí aprendí a provocar el movimiento del otro,
¿cómo? Bueno, esa es una cualidad muy subjetiva que sé hacer, y me ha quedado
claro que nadie es marioneta mío, que la tarea es que cada uno aprende a hacer,
esa tarea en la que puede vivir su pasión, que educador debe aprender a
construir desde sí mismo, su modo singular de ser quien es, por tanto, eso no
se entrena, se propicia el auto-descubrimiento y ya... Por tanto, para mí, la
palabra coach, es muy limitada para abordar los retos del profesional de la
educación. Igual la palabra tutor, me
siento trabajando con profesores menores de edad... y no, son profesores
adultos... otra palabra que achica la mirada e instrumentaliza la compleja
tarea.
Definitivamente no estamos ante una actividad
simple, tiene muchas coyunturas, intersticios, zona oscuras que revisar... Como le leí una vez a Umberto Eco, la teoría
es difícil, pero hay que vivir el reto de leer, de pensar complejo, porque la
existencia lo es... bueno, eso le entendí.
Luz Divina Trujillo
10-marzo-2018