Harari, Yuval Noah. 21 lecciones para el siglo XXI. Penguin Random House Grupo Editorial España. Formato Digital 2018.
Para hablar sobre la experiencia de leer este libro, debo
hacerlo situada en la lección 21, donde habla del valor e importancia de una
educación que forme para vivir en el cambio, comprender que desde que nacemos
estamos rodeados, invadidos de significados creados a lo largo de la historia a
los cuales nos anexamos sin quererlo y mucho menos saberlo, la meditación como
herramienta para asomarnos a nuestra propia mente e intentar responder la
pregunta ¿Quién soy?
¡Qué libro! He pasado de una emoción a otra sin treguas ni
mediaciones. Cada lección fue explorando
ideas que ordenan nuestro mundo actual y a la vez perfilan sentidos de realidad
en los que ya vamos incrustados sin tener un gobierno personal para pensarlos,
situarnos en ellos en un afán de verlos como son y no como nos dicen que
son. Y, pese a que me siento ignorante,
perpleja, también siento una motivación para continuar explorando este tipo de
ideas que, pese al baño de agua de fría, despabilan y activan fuerzas internas
para reclamar el lugar de ser pensante y sintiente de la propia singularidad,
como parte de un universo infinito.
A través de 21 lecciones o disertaciones, de manera extensa y lujo de detalles que acercan a la complejidad, aborda algunos de los graves problema que aquejan nuestro tiempo presente, dice
“Como historiador, no puedo proporcionar a la gente comida ni ropa, pero sí intentar ofrecer cierta claridad, y de este modo contribuir a nivelar el terreno de juego global. Si esto empodera, aunque solo sea a un puñado de personas para que se incorporen al debate sobre el futuro de nuestra especie, habré hecho mi trabajo” (p. 7)
Y así es, desde la idea que somos “homo sapiens” productores
de relatos, empieza analizando los tres grandes relatos que han cruzado por el
mundo desde el siglo XX a nuestros días, lo que los caracteriza, su agotamiento
y la desesperanza que nos invade al no contar esa guía sobre como pensar, proceder
y nos vamos quedando en la necesidad de ser nosotros quienes nos autorregulemos.
Y en este extravío entre relato y relato, reflexiona sobre los
desafíos en que nos sitúa el imparable avance de la tecnología, la
transformación de creencias, la dislocación sobre el trabajo ante el avance de
la robótica, cómo la tecnología con sus algoritmos “aprende a conocernos” y
orientarnos, el poder que dan los “datos”, el reto que tenemos para conformar
una comunidad de progreso que salve al mundo del daño mismo que se la ocasionado,
de los retos de la política en un mundo globalizado, donde la tendencia a los
nacionalismo, los apartamientos humanos no ayudan, nuestros miedos, las
guerras, el terrorismo, los dogmatismos tanto religiosos como laicos, la ignorancia,
la fuerza desastrosa de la posverdad, la educación y la valoración de vida como es, no es extraviada
en un relato impuesto, sino asumirla como tal, aprender a relatarla tal como la
percibimos, la vivimos.
Es tanto que digerir… sólo sé que tengo áreas de ideas subrayadas que necesito
volver a leer y pensar.
Y también sé, que es un libro que todos necesitamos leer, jóvenes, madres, padres, profesionales, nosotros los maestros. Nunca había visto un modo tan singular de abordar nuestra historia; la toma y la colocar al borde del tiempo que abre y nos coloca en situación de tomar decisiones, y la educación, campo que nos concierne tiene grandes retos:
“La humanidad se enfrenta a revoluciones sin precedentes, todos nuestros relatos antiguos se desmoronan y hasta el momento no ha surgido ningún relato nuevo para sustituirlos. ¿Cómo prepararnos y preparar a nuestros hijos para un mundo de transformaciones sin precedentes y de incertidumbres radicales? Un recién nacido ahora tendrá treinta y tantos años en 2050. Si todo va bien, ese bebé todavía estará vivo hacia 2100, e incluso podría ser un ciudadano activo en el siglo XXII. ¿Qué hemos de enseñarle a ese niño o esa niña que le ayude a sobrevivir y a prosperar en el mundo de 2050 o del siglo XXII? ¿Qué tipo de habilidades necesitará para conseguir trabajo, comprender lo que ocurre a su alrededor y orientarse en el laberinto de la vida?” (322).
Nuestro autor, invita a iniciarse en la meditación como herramienta que ayuda y prepara ante tanta realidad por reconocer, y está bien, si necesitamos la estabilidad emocional que deja esta técnica de reencuentro con uno mismo, pero también
la lectura… hay que leer, informarse con conocimientos de calidad, desechar la
información barata como igual, en algunas de las páginas de su libro indica.
Que lo disfruten.