Carlos Granés. Delirio americano. Una historia cultural y
política de América Latina. Penguin Random House Grupo Editorial
España, 2022. Edición Electrónica.
Este es uno de los libros en los que más he
invertido tiempo. Es normal que cada
libro requiere determinadas habilidades lectoras en función de los asuntos que
se abordan y el modo de plantearlos, de nuestro interés por conocerlos y del
deseo de continuar en él, del estilo del autor, de la disciplina, formación y
cultura personal, de la tolerancia y respeto a las ideas contrarias a las
propias, etc. Desde tal perspectiva, eso
de la “lectura rápida” con comprensión que algunos proponen, queda en duda.
Sería genial leer invirtiendo poco tiempo,
pero cuando surge la necesidad de detenerse en las ideas que importan para
buscar información alterna y reinterpretarlas, atender las preguntas que se
suscitan, hace que el tiempo destinado para lectura se alargue. Como profesora, nunca promoví la lectura
rápida; pienso que leer es una actividad personal para la que no existen
recetas, cada lector construye su estilo; lo que nos resta hacer como
educadores es buscar modos didácticos que entusiasmen a los alumnos y la vivan
como una aventura personal en la que enfrentan retos de comprensión, de tiempo,
de organización de prioridades, todo sólo por el gozo de apropiarse de ideas,
imágenes, datos que permiten situarse mejor en la vida compartida con otros y
facilitando la toma decisiones ante el acontecer cotidiano.
Dicho lo anterior desde la docencia, les
cuento que este libro se conforma por 800 páginas que aportan una lectura
amena, pero con ese costo de tiempo, que no se siente como tardanza, sino como
un “tiempo alargado” que permitió ampliar mi conocimiento sobre situaciones y
personajes vinculados al arte, la cultura, la política, cuya influencia dio
orden y sentido al siglo pasado y aún pululan por la segunda década del siglo
XXI.
Este libro hace un recuento de los sucesos
político-culturales que marcaron los derroteros de una América Latina
convulsionada por movimientos, algunos ya en extinción, otros aun dando
coletazos de sobrevivencia, y el nacimiento de otros como efecto indeseable de
los anteriores. Es una historia que nos
compete, que demanda desafiar al tiempo en “modo cronos”, cuyos “tics
tacs”, impiden darnos la oportunidad de indagar y preguntarnos por las “fuerzas
vivas” de larga presencia, que dan forma a nuestro presente. Leer libros de este tipo propicia aprehender
todo aquello a lo que tenemos derecho y deber de conocer como ciudadanos.
Además, este libro tiene cierto encanto. Como docente, yo diría que tiene una
“pedagogía peculiar” pues desde la primera página nos encontramos con una
escritura que abraza y da confianza; se percibe la pericia del autor en el
dominio de los temas; es un texto ameno donde se detallan momentos de la historia
con asombrosa habilidad, y al hacer esto, nos implica en tales asuntos
cualquiera que sea nuestra edad, pues si bien, alude al pasado, es imposible no
relacionar aquello con lo que ocurre hoy.
Nos muestra un entretejido de acontecimientos entre el ayer y el
presente y pueden verse las raíces de nuestra experiencia política y social de
nuestros días. El autor con habilidad,
ha fraguado una versión diferente a las conocidas y a cada párrafo aporta luz
a nuestra ignorancia, y se puede continuar con entusiasmo.
Y llegó el día en que la lectura terminó… En
mi caso, experimento un dejo de pesadumbre, tal vez por ser educadora. Por un
lado, se reconoce estar en medio de procesos coyunturales que emergen
de otros con larga presencia, procesos veloces que nos cimbran sin poder
analizarlos debido a que se posee una mirada corta, borrosa debido a una deficiente formación histórica, política y ciudadana; nuestros conocimientos
descontextualizados, vagos, ideologizados, son insuficientes para comprender
los dilemas y rumbos que hoy se toman como sociedad, lo cual, pone tela de
juicio a la educación por la que hemos pasado.
Por otra parte, me parece que increpa nuestra
postura ciudadana y despierta preguntas como ¿Por qué siendo actores sintientes
y pensantes de acontecimientos indefendibles quedamos atrapados, empobrecidos y
gobernados por el poder en turno? ¿Por
qué somos presa fácil de ideas delirantes alejadas de una vida democrática?
¿Por qué es tan fácil idear falacias de sociedad y creer en ellas en forma igualmente
delirante? Como profesora cuestiono mi
propia docencia ¿He apoyado tales sentidos sin saberlo? ¿Cómo ha sucedido?
El título del libro, alude a los delirios y
cabe preguntarse ¿Qué es un delirio? Si consultamos un diccionario vemos que se
trata de una cierta forma de percepción del mundo fuera de los criterios
comunes para hacerlo; quien delira, mira “algos” en la realidad que nosotros no
vemos, y cree en ello como acto de fe.
Por el lado médico, hablar de delirios refiere a una patología que amerita
tratamiento al tratarse de personas incapaces de situarse en el mundo común a
todos, sufren y necesitan ayuda para hacerlo.
Pero, si hablamos de delirios en el mundo del
arte, estamos frente a personas que viven de su imaginación, personas que necesitan
esas ideas intangibles para nosotros para crear, diseñar, para habitar
realidades alternas en las cuales se fugan para crear sus grandes obras. El delirio en el arte propicia la
originalidad, una ensoñación plasmada en sus creaciones muchas veces incomprendidas
por no compartir el delirio del artista. El arte es un lenguaje que necesita
libertad para mostrar resquicios de la realidad donde perciben “algos” posibles
de darse en el tiempo; el artista usa un lenguaje metafórico, estético para
mostrarnos su mirada.
Nuestro autor afirma que los delirios en el
mundo del arte no son un problema, que el pintor, poeta, escultor, novelista,
actor, (y también el intelectual), necesitan salirse de los marcos de la
realidad, y que su preocupación no radica en que sucedan en la realidad, sino
de mostrar sus delirios a todos, y mover con ello, nuestras emociones. Pero si tenemos un problema cuando estas
ideas se retoman en el mundo de la política y se llevan al mundo real, entonces
la ensoñación que promete frente a una realidad determinada por sus problemas,
se confronta. Desde la política, la
realidad pretende encorsetarse en las ideas delirantes, y sucede que la
realidad siempre ofrece resistencia.
Carlos Granés, analiza la historia de América
Latina desde la historia del arte, eje que le permite plantear tiempos y
criterios que llevan al abordaje de ideas ya conocidas de otra manera. La mira un parteaguas cuando los poetas e
intelectuales, pintores, escultores, ya no quieren quedarse en las ideas
contemplativas, sino que desean ponerlas en acto, llevarlas al mundo de la
política para lograr la transformación de la realidad. Con esto, nos invaden
nuevas palabras, como utopía, socialismo, emancipación, revolución, vanguardia, los oprimidos, la guerra de guerrillas, liberación, etc., con las cuales se pusieron marcha proyectos más de corte voluntarista,
sin percatarse que transformar una sociedad exige una larga temporalidad, que
las inercias, la cultura, no pueden cambiarse a contentillo de un poder que lo
ordena.
Las ideas de los artistas e intelectuales se
mezclaron con los políticos, y muchos de ellos, se hicieron políticos, quedaron
bajo el auspicio del Estado. El poder
político terminó cooptando las ideas que se pregonaban para salvación humana,
las cuales se tornaron armas para imponer gobiernos valiéndose de todo tipo de
métodos.
Por ello, el libro inicia describiendo con
detalle cómo a partir de la década de 1890, cuando Cuba vive la guerra de
separación de España, emerge un poeta que da un giro a la historia
latinoamericana, se trata de José Martí, quien pensó y escribió poemas y
relatos sobre la importancia de los pueblos americanos, de la libertad, del
amor a la patria cubana, y no solo fueron palabras escritas, sino que participó
y murió en la guerra de liberación de España.
De este modo, su obra se politizó, y fue ejemplo a seguir por otros
poetas importantes como Rubén Darío, Huidobro, Lugones, en fin, la lista es larga de
todos los actores que difundieron ideas sobre la identidad y destino
latinoamericano, sobre el reconocimiento de nuevas amenazas, como lo fue
Estados Unidos.
Con habilidad novelística, se narra la
participación de grandes poetas, escritores, pintores, dramaturgos, arquitectos
de los países de América Latina, desde este ángulo, da cuenta de los sucesos
del Perú, de la Argentina, Brasil, México, de todos los países, de la
revolución cubana, y su poder de influencia para formar al hombre guerrillero
de los 60s, 70s. En su historia vemos
surgir y caer a caudillos, guerrilleros, amados líderes en una América muy
convulsionada, y nada ajena a los sucesos del mundo del siglo XX.
Sería imposible hablar de cada movimiento
cultural y su repercusión en la política.
Nada mejor que volver al libro, y leer y releer tan interesantes
relatos. El libro es una fuente de datos, y puede ser abordado desde varios
ejes, como libro de lectura para aquellos doctos en la relación entre arte y
política, o como libro de estudio, de iniciación para quienes apenas conocemos de estos asuntos.
Sólo puedo invitar a leerlo, no sin dejar de
plantear la propuesta final que hace el autor sobre nuestra tendencia a
encerrarnos en ideas, a defendernos de lo externo queriendo asumir una
identidad que se cree original y no debe contaminarse, pues se ve como una
agresión a nuestra raza.
Nos cuenta de los brasileños, quienes en su
historia han sido más abiertos, desde mediados del siglo pasado, han practicado
una antropofagia cultural, es decir, desde su cultura original, reciben todo
tipo de influencia sin despreciarla, por el contrario, aprenden de ella para
enriquecer la propia. Dejan entrar lo
nuevo, usan lo mejor, lo incorporan y elevan su nivel cultural. Carlos Granés, antropólogo, nos invita a
seguir este ejemplo, partir de que lo somos, convivir con lo abierto y
estimular nuestro desarrollo. Nunca
perderemos nuestra mexicanidad, y todo lo que nos llegue, al salir, tendrá nuestra
versión.
Es una propuesta interesante, sin embargo,
frente a una forma de gobierno que todos los días nos regresa a una ideología
que defiende un puritanismo cultural, que reniega de nuestra raíz española y
ensalza la indígena en el discurso, no resultará fácil. Por eso, más que nunca, hay que leer este
libro….