domingo, 6 de septiembre de 2020

La “crítica” tiene diferentes acepciones ¿Cuál es la propia? Les cuento mi opción...


Conversatorio: la pedagogía crítica ante las problemáticas educativas contemporáneas.  https://www.facebook.com/watch/?v=1771063779718399&extid=GBmceAel3QTLddeL


Por los años 80s, nos llegaron y consumimos teorías que dieron cuenta de un cierto modo de nuestra realidad, y tal manera de interpretarla, orientó una actitud de denuncias y plantear férreas defensas y solicitudes para transformar el mundo que se sentía tan injusto.  La idea de "crítica" en esos momentos tomó un sentido revelador, denunciador, y por consecuencia, luchas en defensa de lo social por medio un plural activismo en diferentes ámbitos, lo sexual, las mujeres, los marginados, el ambiente, etc.  Vengo de esa forma de pensar, como hija de esa formación me afilié a  esas ideas, y como muchos, en nuestro campo, le llamamos, "pedagogía crítica", de la cual me empapé y pude trasmitir  como docente.  

Hoy, al tiempo, me pregunto  ¿qué nos dejó? sinceramente, algún cambio debió darse, pero a la larga, seguimos padeciendo esos problemas, algunos, de manera más intensa.Por fortuna para mí (y no sin dificultad), a mediados de los 90s, fui adentrándome por otras ideas “La epistemología del Presente Potencial”.  Confieso que fue un horror entenderle algo, pero fui terca, disciplinada, y creo que por el 2010, me fue quedando cierta claridad en esos sentidos teóricos (que me llamaban a pesar de la dureza de ese lenguaje tan ajeno a mi formación empobrecida como docente de escuela primaria).

¿Por qué insistí? ¿Por qué me atrajo algo tan complejo? Recuerdo una frase de Bachelard, que decía que cuando uno insiste en una obra, es porque esas páginas, nos conciernen, tienen que ver con lo que uno desea, y venciendo mis ignorancias, descubrí que con esas ideas, podía asumirme como sujeto, es decir, saberme atrapado en un mundo hecho, pero en ese espacio que me tocaba habitar, existían un espacio infinito para mi auto-realización.

Y con este "saber-no-sabido", continué  y poco a poco dejé de hablar de la hegemonía como la culpable de todo, para comprenderla como el mundo que tocó vivir, ese que se me impuso al nacer, donde mi tarea sería conocerlo, entender a qué estaba sujetada para aprender a "soltarme" de esas estructuras tan determinantes e injustas. Comprendí el poder que tiene responder preguntas como éstas ¿Qué mundo vivo en tiempo-real? ¿Qué realidades se están dando y hacia dónde van? ¿En cuál de ellas  puedo insertarme y desde mi ser, pensar, hacer la puedo re-orientar hacia sus futuros? En pocas palabras, en este enfoque, uno mismo dado su conocimiento y sensibilidad, es el creador de la historia posible reconociendo su ámbito de intervención en el dado-dándose; uno necesita hacerse de la fuerza para reorientar esos sentidos anómalos que irrumpen la socialidad. 

Soy profesora, he trabajado con niños enseñando a leer y escribir desde formas diferentes empeñada en provocar nuevos caminos didácticos en este campo, porque "eso" está en mi ámbito de acción y sé que se necesita, que nuestra infancia necesita estas herramientas para enfrentar su futuro, lo cual no ha sido fácil, pero igo buscando modos de seguir con esta tarea.  

Como formadora de docentes, igual, he buscado diferentes maneras de provocar la “apropiación de la práctica”, de que los alumnos a mi cargo, vivieran una “pedagogía del límite” donde experimentaran la provocación de buscar dentro de sí mismos ese poder para hacer lo que parece no puede hacerse, pero que sienten es urgente, y así, apasionados con su propio movimiento formativo, vivan una pedagogía que que provoque a su vez el movimiento subjetivo de sus alumnos, desde su propia movilización. que aporta un “goce oceánico” retomando a Freud.

Por tanto, el sentido que le demos a la crítica que usamos, tiene  mucho que ver en lo que terminamos haciendo.  No es lo mismo una crítica denunciante del sistema de cosas que nos rodea y alimenta un activismos ingenuo, a esta idea “forma de razonamiento capaz de referirse a la potencialidad de lo dado”(Hugo Zemelman, en Problemas Antropológicos y Utópicos del Conocimiento, COLMEX, 1996, p. 47), la cual nos invita a mirar el horizonte de eso que nos preocupa y reconocer sus diversos sentidos abiertos al futuro, así podemos decidir en cuál insertarnos desde lo que somos y sabemos hacer.  De esto trata la Epistemología del Presente Potencial, un enfoque donde el sujeto social es el protagonista de la historia.

Este conversatorio sin duda es un gran esfuerzo, todo es útil, aporta, pero, escuchando con atención, sentí esa vieja idea de crítica denunciante, que moviliza en pro de derechos muy justos, pero que están inmersos en estructuras determinantes de todo tipo tan complejas y difíciles de vencer con denuncias, proclamas, marchas, plantones, que no dudo influyan en algo ¿pero cuánto dura ese cambio?

Pero si nuestra idea de crítica nos lleva a abrir, revelar dónde estamos inmersos, qué fuerzas nos gobiernan, y nos inducen a modos de ser y pensar,  sabremos cómo enfrentarlas, aprenderemos a visualizarlas como fuerzas que se mueven hacia el horizontes, y que no tiene un solo modo, que existen opciones, así podremos optar, situarnos adecuadamente, y hacer aquello que nos remonte en ellas mismas, haciendo todo lo que nos sea posible para modificar sus nefastos desenlaces.

Ha pasado el tiempo, tengo en la obra de Zemelman más de 25 años.  Invertí mucho tiempo para comprender el mensaje formativo de la propuesta zemelmaniana, y sigo haciéndolo porque en este enfoque se va comprendiendo esa frase tan dinámica “la historia se hace desde la cotidianidad”, y cuando queda claro, cuando se nos revela la responsabilidad histórica que tenemos y descubrimos desde dónde la podemos vivir, viene este reconocimiento de asumirnos como "ámbito de sentido" desde  lo que nos apasiona hacer, para influir en las fuerzas determinantes de la historia en que nacimos, pasando por ellas dejando nuestra huella.  En nuestro caso, como docentes tenemos una invaluable trinchera: La educación.