Michel Maffesoli, es un gran
pensador de nuestro tiempo, plantea el reto de estar "al ritmo de la
vida", que el pensamiento responda al acontecer, lo que exige renovar
nuestros conceptos, revisarlos e ir haciéndonos de nuevos para pensar lo que está pasando, y ahí, conscientes
de lo que se está gestando, continuar con la vida humana hacia sus mejores
desenlaces, esos que seguramente seremos capaces de construir.
Este artículo es interesante,
piensa en un suceso que parece intrascendente, pero no lo es... Me quedé
pensando en el uso que hago del FaceBook, tal vez estoy viviendo las mismas
paradojas, es lo más probable, pero que bien se siente saberlo y así tomar
otras decisiones al respecto.
No hice una traducción textual,
es lo que entendí, como una especie de reseña.
Espero no trasgredir su sentido y si hacer una aportación para su
difusión, y así, sea un autor más leído, pienso que intelectuales de este
corte, son los que necesitamos para salvarnos de la banalidad de estos tiempos
que por todos lados nos seduce.
Aquí está, en especial para
algunos de mis alumnos, quienes en la maestría se adentraron por estas ideas, lo
cual enorgullece, pues leer a Maffesoli no es algo simple.
En las exequias de Nelson Mandela, planteada como aquélla que una persona política excepcional merece, vemos un acto banal entre tres políticos importantes, Barak Obama, David Cameron et Helle Thorning Schmidt, el cual que han suscitado varias reacciones.
Unos
analizan el hecho como un acto exacerbado de narcisismo, y que se corresponde
con esta visión moderna “descartiana”, « si pienso, existo », y en
esta lógica, cuando Narciso se mira en la fuente, al mirarse existe, él es porque
se mira así mismo, es por su propia mirada hacia sí.
En
cambio, para Maffesoli existe una actitud Posmoderna; dice que estos tres
políticos no pueden zafarse del espíritu de nuestro tiempo, y que
paradójicamente asistiendo a un acto político moderno, viven un acto posmoderno,
practican el « selfie » esto de auto fotografiarse y mostrarse a
todos, y con ello, lo que hacen es auto-rebajar su rango antes excepcional, a meros bufones o
cuando menos a iconos a los que se puede adorar o vilipendiar en las redes
sociales. Es decir, al hacer esto,
rompen con aquella imagen sacramental, intocable de representar a todos en un proyecto,
de construir confianza social; no, al exponerse ante todos, ahora son como
todos los demás, expuestos a todo.
Maffesoli afirma que esto surge por la necesidad de ser
mirados ya que la mirada de los otros, es lo que en estos tiempos nos hace
sentir que existimos, que ya no es la mirada de mí mismo la que me hacer sentir
que soy, sino que la mirada de los otros nos da presencia, identidad, por eso
debo exhibirme, mostrarme en todo lo que pueda, para que los otros me vean y me
hagan saber que estoy, que soy, pues eso
es lo que idea de existencia. Una postura posmoderna por supuesto.
Por tanto, Maffesoli concluye que llorando ante un
hombre que representa el proyecto de liberación de un pueblo de casi un
siglo, los tres políticos juegan, se
divierten con un acto banal al practicar el « selfie »
se
recrean tal vez para salvarse del aburrimiento, se juegan la existencia en la
emoción de vivir “el instante de ser vistos por los otros” se sentirse en Internet,
de gozar el instante de sentirse mirados, de saber que existen, aunque sea un
instante que encuentra sentido y fin en sí mismo, que se goza como “instante
eterno” pero que trae como efecto colateral el sacrificio de desgastar su
figura al ser uno de tantos en la red al
necesitar existir por la mirada de los otros, pues se es incapaz de ser por sí
mimo.
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