El problema de la condición laboral de los maestros es una
situación histórica, siempre ha sido una profesión sub-reconocida ¿por qué
será? es una pregunta que siempre me ha inquietado y no sin el riesgo de
equivocarme, pienso que se debe al mundo instrumental en la cual se
oficializa esta profesión, pues antes era una tarea individual, tutoral,
dependiendo de un mecenas y dirigida a personas que podían pagar algo por la
cultura que un docente compartía con ellos. Pero con el advenimiento de la era
moderna, el surgimiento de la escuela y la construcción del estatuto maestro,
éste quedó atrapado en la lógica del poder, del estado, y se le otorgó un
salario a su trabajo por trasmitir la cultura dominante, de socializar a las
personas de acuerdo a lo que se necesita para el funcionamiento de la sociedad,
y eso hacemos históricamente, y sin saber cómo igual fuimos formados en esa
lógica, pero no por ello sentimos la indiferencia de una sociedad que no valora
nuestra tarea ¿por qué?
Considero que se debe a que los maestros hacemos esta tarea
encomendada en tiempo presente, pero sus resultados se aprecian en el futuro,
es decir, cuando la mente y el espíritu del sujeto en formación se coloca en el
mundo social, para aportar algo de lo esperado, y en esto se ven
contradicciones, no se ve lo esperado, lo cual no se entiende pues no se toma
en cuenta que no solo participa el educador en la formación de las personas,
sino que es toda la sociedad, donde habitan cosas indeseables o inesperadas, y
de todo esto nuestro sujeto en formación se impregna dando lugar a una
formación que a veces riñen con lo que el maestro intentó formar, entonces el
producto formado por así llamarle emerge no como el perfil esperado. Por tanto, no se puede aquilatar lo que hizo exactamente el maestro, por tanto, ¿cómo
pagar bien lo que es tan difícil de mirar en la realidad?
Esto no es extraño en una sociedad que se finca en lo
material y es ciega para mirar los procesos humanos y concretos que la docencia
activa en las personas. Pienso que esta pueda ser una de las causas de la poca
correspondencia entre la tarea profesional de los educadores y la contribución
salarial de la que es objeto, siempre mínima...
Hay que seguir pensando y buscar explicaciones que nos
ayuden a exigir lo que dignamente merecemos, pero que a mi ver necesita ir más
por la reflexión, la formación, por lo que sabemos hacer, usar la cabeza para
hacer lo que afirma John Holowey, “cambiar sin
tomar el poder” pues nos s trata de exigir lo que no se entiende y por tanto no
se nos quiere dar. Nadie entiende por
qué las huelgas, los paros, estamos hablando lenguajes distintos, ¿Qué se
necesita? Talvez reconstruirnos mejor, hacernos
de estrategias para re-colocarnos en el mundo y ocupar el lugar que merecemos
al saber hablar sobre nuestra materia de trabajo defendiéndola de las miradas
recortadas e instrumentales, hacer que se entienda, que se valore esto que
necesitamos saber hacer: formar personas para el futuro que inexorablemente
viene.
Este es el valor que necesita ser remunerado adecuadamente,
esta capacidad utópica de estar allá, pero haciendo aquí la tarea en tiempo
presente, formar personas vitales, fuertes, seguras, atentas y capaces de construir más futuro... Esto definitivamente, vale mucho, no hay dinero que alcance para
cubrirle, y sí, esperamos un acercamiento económico cuando menos, que se nos otorgue eso que nos permita vivir con
dignidad y con orgullo sobre esto que solo nosotros sabremos hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario