sábado, 4 de abril de 2020

"El desafío formativo de autodescubrir nuestras bellezas"





Luis Eduardo Aute ha muerto y la canción que vino a mi mente al momento de saberlo fue "La belleza"... ¿Por qué?   

Este poema-canción (así le llamó a las letras de Aute) desde la primera vez que la escuché, me llamó la atención, me entusiasmó, se quedó conmigo, y la escuché muchas veces sin saber por qué; en ese  momento, no tenía la formación que tengo hoy para analizar un texto, un poema, un ensayo, era ignorante de muchas ideas importantes para explorar la importante actividad profesional en la que he invertido mi vida (ya tengo una larga estancia en la educación pública).

Con el tiempo, fui estudiando y al leer para mis estudios, para pasar las materias, descubrí el valor de leer para mí misma, el placer de explorar ideas que tenían algo que ver conmigo, descubrí autores que sin saber cómo o por qué me hacían un llamado, me contaban ideas que ineludiblemente, me competen (con Bachelard lo descubrí). 

Así fue como conocí a Hugo Zemelman, sus textos en su momento tan abstractos, tan incomprensibles, tan imposibles podría decir, inexplicablemente, me atraían, parecían decirme, "tengo algo que tienen que ver contigo"... y no supe cómo, construí la disciplina y estrategia para leer a este autor, de quien, entre, sus múltiples mensajes, comprendí que pese a mí misma, soy "ámbito de sentido" a veces bueno, otras veces no tanto, que sin tener conciencia, influyo en la vida social, y que sólo haré con pertinencia y necesidad, si sigo aprendiendo y aprehendiéndome, y con este eterno esfuerzo, hacer desde mi microvida, lo que me corresponda, aportando un poder de cambio, en lo que me sea posible; este reconocimiento, paradójicamente a mí, me entusiasmó, pues la búsqueda no termina, siempre exige explorar nuevas ideas que iluminen el rumbo.  Y aquí sigo leyendo sobre lo que me importa ¿Qué? Aún no lo sé, y sospecho que es la búsqueda de mis "bellezas" citando a Aute.

Ahora, con la riqueza de ideas que he acumulado por algunos años, puedo pensar en la atracción de esta letra, donde Aute nos narra cómo se da la traición de lo políticos cuando logran sus fines de poder y entonces, él vuelve su mirada al sujeto, y le apuesta a la "belleza" de las personas, a un "algo", que esperanzadoramente aguarda dentro de nosotros...

"Reinvidico el espejismo
De intentar ser uno mismo,
Ese viaje hacia la nada
Que consiste en la certeza
De encontrar en tu mirada
La belleza."

"Intentar ser uno mismo" Hoy, leo esto y pienso en este gran desafío formativo que vive cada uno desde que nace hasta que muere.    Y me pregunto   ¿Somos conscientes de esta tarea?  La vida, nos muestra los caminos hechos, y parece que la tarea es recorrerlos con eficiencia y tal vez, ni nos lo preguntemos a dónde nos llevan, solo "agarramos monte", y sin preguntas existenciales, no somos capaces de asomarnos a nosotros mismos y solo sobrevivimos.

El mundo dado, nos impide hacer este "viaje hacia la nada", hacia "nuestro misterio", y nos quedamos en los lugares comunes, sin aventurarnos en el conocimiento de quién somos, sin preguntarnos qué necesitamos, el para qué de la existencia.  ¿La vida es un viaje entre el nacimiento y la muerte? un viaje a la manera de Kavafis, quien nos cuenta en Ítaca, que lo que importa no es llegar, sino vivir el largo y tenaz esfuerzo de recorrer un camino, donde lo que importa no es llegar, sino del aprendizaje, experiencias, sabiduría, riquezas que deja el hecho de hacerlo. Entonces, ¿Dentro de nosotros hay un mundo que explorar, una piedra preciosa que pulir, algo bello que se oculta, y a veces se asoma en nuestra mirada?

Al nacer nos encontramos con un entorno que pule "algos" en nosotros, pero, es la parte útil que el sistema al cual nos incorporamos, necesita, dejando otras a la deriva, que si se desquician, provocan situaciones indeseables para la vida.  Y ¿dónde queda lo singularmente nuestro? eso que nos hace personas únicas desde nuestras más excelsas diferencias, desde nuestra "belleza" diría Aute, y concuerdo, en nuestra mirada, asoman nuestras bellezas, pero sospecho que no emergen por voluntarismo en medio de una vida social que inhibe lo que no le sirve.  

Somos "ángel y demonio", "trigo y cizaña", "amor y odio", somos buenos, no tan buenos, malos, no tan malos... ¿Cómo hacer para que emerjan nuestras bellezas? Sabemos que cada época tiene su propia paideia social, y como dice Touraine, nos forman para responder a la lógica social dominante, no existe el interés por una escuela para el sujeto, y ese viejo precepto-paideia de los griegos, "hacer nacer al hombre contenido en el niño", nos es ajeno.

¿Dónde ubicamos entonces esta posibilidad? Mucho ayudaría un entorno social que nos invitara a realizar este viaje hacia dentro de nosotros mismos, pero quedarse en esta "espera" posterga algo que sí podemos hacer: reencantarnos, como diría Maffesoli.   

Sí, todos tenemos el poder para desde la vida cotidiana gestionar acciones que propicien al autoconocimiento de sí mismos y lanzarnos a la búsqueda de nuestros propios tesoros, y con ellos, ir por la vida para "quedar en la tierra" desde una existencia digna, alertada, entusiasta, despabilada, capaz de responder con asertividad a los desafíos de cada día.

Esta belleza que anida en nosotros existe, nos espera, pero que veces muy oculta, se nos pierde en medio de los entornos adversos que nos rodean, que nos induce a vivir como rehenes y llenos de miedos, olvidamos cómo prendernos de la vida, y florecer  dando ese  "plus humano", limpio, perfecto, armonioso, delicado, del que todos somos capaces.  

Pero, no se trata de cualquier "plus".  Muchos pueden plantear, que hacen su trabajo con excelencia, prontitud y está bien. Sin embargo no hablo de ese "plus-útil-eficientista", no, se trata de "ser-haciendo" lo que se necesita, y lo que hace falta, lo que nadie ha hecho, y por tanto, no es una repetición, no es conocido, y  amerita de nuevos conocimientos, habilidades, esfuerzos.  Se trata de aportar en el "aquí-ahora" algo que se sabe hace falta, y amerita gran preparación, disciplina, voluntad, valentía... a este plus me refiero.

Y arribar a estos modos de ser-hacer, no es fácil, exige la ignición de un mismo... y muchas veces, necesitamos que se nos provoque.  En este punto, pienso, tiene un poder fundamental la educación.  Si, una educación que favorezca que el sujeto se "inquiete", se haga preguntas existenciales, y en la aventura de encontrarse, abreve de sus potencias, de sus bellezas y entonces "resplandezca".  ¿Podremos hacerlo? Sé que no son tiempos animosos, tenemos un magisterio depauperado, los profesores han sido mi campo de acción, he trabajo en esto muchos años y veo un futuro complejo, así que no tengo respuesta... pero si estoy convencida que si los profesores, se adentran en las búsquedas de sí mismos, ellos, encontrarán los modos pedagógicos de encender esas "lámparas" internas de sus alumnos, entonces, le responderemos a Aute, que intentar ser uno mismo, no sería un espejismo.   

Termino diciendo, que esta canción sin tenerlo claro, me ha inspirado largamente, tengo más claro por qué desde que la escuché, se quedó conmigo. Como educadora, me he esforzado por mirar "esa belleza" en mis alumnos (chicos y grandes), en diseñar y vivir con ellos esas didácticas que activen "ese-no-sé-qué" que los encienda, que les permita auto-reconocer su potencial, su propio "plus" desde el cual, desde lo que hagan, se abran camino por sus vidas con su propio arsenal de "bellezas"

Creo en la educación, pero no en la que socializa únicamente, y nos induce a acomodarnos a lo hecho quedando presos de los sentidos hegemónicos, no, yo le apuesto a una educación que despierta a las personas, que les ayuda a  auto-descubrirse, a buscarse por el transcurso de su vida,  y al llegar al término de su existencia, sientan el valor de su vida en la historia que le tocó vivir.

Como maestra, le apuesto a una educación potenciadora de lo humano-responsable en nosotros, y esto es urgente, pues estamos en un punto donde vemos emerger formas de ser-siendo traicioneras y despreciables que necesitamos desmantelar y reconstruir de nuevas formas el lazo social.

Luis Eduardo Aute, tu "belleza" aportada al mundo, es y será siempre una  inspiración, descansa en paz.

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