Luz Divina Trujillo
3 de octubre
de 2023
En uno de sus libros, Hugo Zemelman se pregunta:
“¿No es, acaso la conciencia de una situación que permite desarrollar la
necesidad de otras realidades?
En el nuevo cambio curricular, se nos plante
la relación entre vida cotidiana y curriculum, y esto nos lleva a otra
pregunta: ¿Qué es la vida cotidiana? Agnes Heller nos dice que es el lugar de
la vida de todo ser humano, que ahí compartimos, reproducimos y llegamos a revolucionar
esa herencia social recibida al nacer. Ahí se despliega nuestro ser particular y
social, no sin ciertas reglas, una de ellas es su heterogeneidad, pues ahí se acumulan
una multiplicidad de contenidos, significados, sentidos, que da lugar una
diversidad de ámbitos de difícil reconocimiento; además es jerárquica, la
ordenamos de acuerdo a nuestras prioridades valóricas, deseos, necesidades,
ritmos y tiempos que encarnamos; del mismo modo, es pragmática, económica,
imitativa, analógica, se tiende a generalizar dado que en la vida cotidiana
rige la espontaneidad, todo sucede en el “aquí-ahora”, y no se tiene tiempo
para responder con reflexiones profundas, al contrario, se pone en uso nuestro acervo
de conocimiento y experiencia con el que se cuenta al momento, por tanto y con
ellos realizamos juicios provisionales, generalizaciones, se propician atmósferas
tonales que comunican y unen, por tanto, se tiene el riesgo de anidar prejuicios,
intolerancias, etc.
En la nueva reforma curricular, se nos habla
de ella, de su valor para poner en práctica los nuevos sentidos educativos, que
se van reconociendo y apropiando en la práctica misma ante la velocidad de la
implantación. Es así como en un Libro
sin Recetas para la Maestra y el Maestro, Fase seis, tenemos un apartado que
aborda este concepto con la pretensión de conectar las ideas educativas del
nuevo curriculum con el trabajo concreto de las y los profesores en las aulas, a
su vida cotidiana.
El apartado
Ante tal contexto, se nos plantea la necesidad
de cambiar hacia una educación que nos posicione críticamente frente a estas
realidades y ofrezca una formación para la mejora social que se necesita; se
argumenta que tal finalidad sólo será posible si nos alejamos del discurso economicista
dominante que a su paso dejó una formación individualista que separa y aleja de
la vida comunitaria. Por tanto, ahora no se tratará de seguir los dictados de
las fuerzas que cruzan el mundo globalizado, sino de partir de nuestras raíces
culturales, por ello, se enfatiza la importancia de una relación local-global, es
decir, que, con esta educación, nos moveremos nosotros hacia el mundo y así,
desde esta noción comunal, dinámica, participativa, inteligente y humana,
integrarnos al desarrollo del mundo.
Como toda propuesta curricular, sitúa en el
perfil de egreso las finalidades educativas que deberán ser encarnadas por la
variedad de alumnos de la educación básica mediante el tenaz proceder didáctico
de los docentes, ordenado por sentidos y lógicas concretas de enseñanza-aprendizaje
que sucederán en los espacios áulicos, escolares y comunitarios. Este ambicioso proyecto educativo, tendrá como
escenario los aquí-ahora propios de la cotidianidad escolar, por lo que se vincula
de facto, con vida cotidiana con en comunidad pues dice: “En esta perspectiva
es que ubicaremos el saber, el estudio y la comprensión de la vida cotidiana
como un regreso a privilegiar a la comunidad y sus representaciones del mundo
social”
Resulta importante entonces reconocer cómo se
conceptualiza la vida cotidiana en el contexto de la NEM. Un breve punteo de
las ideas puede ayudar.
· Vida
cotidiana como las acciones y situaciones que se viven en comunidad y que son importantes
por aportar elementos identitarios que argamasan la diversidad de
individualidades que ahí coexisten.
· Vida
cotidiana como un orden que propicia crecimiento y desarrollo según sean sus contextos.
· Vida
cotidiana como lo normalizado, lo familiar, lo habituado, y que, por ser así, exige
atención para identificar lo que acontece y que propicia una multiplicidad de
percepciones que necesitan ser reflexionadas para encontrar elementos en común.
· Vida
cotidiana se comparte con otras personas, con quienes convivimos, construimos
relaciones, y son importantes; los otros aportan su individualidad a la
comunidad, y los rasgos identitarios comunes nos hacen únicos, permiten relacionarnos
desde lo que no es común. Este reconocernos en un nosotros, favorece
crecimiento y desarrollo que nos hace parte de las sociedades globales del
siglo XXI.
· Vida
cotidiana permite coincidir en una forma de lenguaje, compartir símbolos,
prácticas y sentidos que favorecen esfuerzos colaborativos y esto, propicia evolucionar
como grupo identitario diferenciado de otros grupos. Este lenguaje compartido da
lugar a una comunicación entre iguales y diferentes, buenas relaciones, interacciones
en los diversos ámbitos de la misma convivencia; la comunicación nos humaniza.
· Vida
cotidiana es la gama de aconteceres que se viven juntos. Estos aconteceres son propios de la lógica
cultural de cada comunidad, misma que depende de sus tiempo y contextos y se soporta
sobre narrativa socializadas no necesariamente compartidas por los integrantes.
· La
vida cotidiana es una construcción social de significados que buscan
representación compartidas mediante diálogo e interacción de sus actores que
propicie miradas críticas, evitando los prejuicios, dogmatismos y visiones
maniqueas de la realidad. La reflexión de la vida cotidiana amerita información
precisa, útil que ayude a que emerja de la duda y arribe a una postura que coadyuve
a la mejora de la convivencia.
· Por
tanto, la vida cotidiana del aula, será el mejor espacio para desarrollar proyectos
educativos que vinculen la realidad social con los propósitos formativos, se
contextualicen, adquieran sentido y resignificación, es decir, se reconozca lo
que existe, se deconstruya para reconocer contradicciones con la realidad y volver
con lo nuevo, a la realidad con otra postura frente a las necesidades sociales.
· En
la vida cotidiana se da el encuentro de lo inmediato, con el acontecer del
mundo global, por tanto, se enfatizará la glocalización, que se plantean como miradas
sobre la realidad social, pero desde la vida concreta, para de tal percepción
construir proyectos educativos y desde estos reconocer los procesos globales de
orden sociales, económicos, políticos y culturales, pero ahora, abordados desde
lo local. Los proyectos educativos serán
la estrategia para desarrollar una mirada crítica, siendo la estrategia el
reconocimiento de problemáticas, su deconstrucción y reconstrucción.
Podemos leer
ideas frías, diría Zemelman, sin sujeto.
Por otra parte, las ideas son un tanto románticas, propias del deber
ser, que terminan en una conexión mecánica con la didáctica por proyectos. En esta argumentación fue interesante encontrar
citas de Hugo Zemelman:
En la página 95:
“El docente ve todos los días a veces de manera muy
nimia. Nimia o rutinaria. Cuidado con lo nimio o lo rutinario, porque es lo ya
construido, desde lo cual está construyendo algo diferente, para retomar lo que
dicen los filósofos de la construcción. Sin duda, mi planteamiento supone una
conciencia. Pero, cosa curiosa, aunque esto podría ser paradójico, supone la
necesidad de conciencia. O, para decirlo de otra manera, supone conciencia de
la necesidad de conciencia; aunque no se tenga conciencia, es un paso con
respecto a aquello de lo que ni siquiera tienen conciencia de que no tienen
conciencia.”
En esta
primera cita, Zemelman nos avisa que la vida cotidiana es un lugar donde nos enfrentamos
a lo construido y que ahí tenemos una participación, consciente o no, que, por estar
ahí, desplegando el rol personal, profesional, social, ineludiblemente
construimos esas realidades, por ello, nos habla de la importancia de desarrollar
conciencia de tal necesidad de conciencia.
En la página
99
“La realidad es un conjunto de situaciones que resultan
de la relación entre sujeto y sus circunstancias, pero también son las
necesidades que conforman esos actos de vida como espacios de conciencia de lo
cotidiano. Tener conciencia de lo cotidiano es querer ser con los otros, sin
los otros, en contra de los otros, a pesar de los otros, de manera que el
sentido de nombrar es parte del querer y poder hacer; con lo que significar lo
cotidiano forma parte de lo político; ese espacio de realidad en el que el
sujeto puede asumirse como sujeto. De ahí que nombrar lo cotidiano se
corresponde con una voluntad de sentido para construir espacios de relieve.
Como se ha dicho, “lo político... como experiencia viva, como hecho que se da a
cada instante junto a nosotros... [en consecuencia] preguntarse algo acerca de
lo político es como preguntarse por una función vital... [porque deviene] en
una realidad de cada instante, un hecho inevitable que se realiza en el vivir
del hombre con la espontaneidad y vigor de los hechos fisiológicos, y aun como
la necesidad que a éstos caracteriza.”
En esta segunda, Zemelman insiste en la
conciencia de lo cotidiano, es el espacio de la convivencia, con todas sus
complejidades, pues la vida juntos es un espacio de fuerzas humanas, ahí se
viven juegos de poder, se toman decisiones, se concretan situaciones, cambios para
mejorar o retroceder, por eso en la vida cotidiana se decide la vida social, generamos
fuerzas, las organizamos para vivir con cierto ordenamiento.
Estas dos citas colocan a la vida cotidiana como
el espacio donde se tiene el eterno desafío de ser conscientes del complejo
acontecer que cuaja en cada uno de sus instantes, pues ahí, en cada acto, por más
pequeño que sea, somos creadores de la realidad en la que estamos inscritos y donde
necesitamos desarrollar nuestro potencial, reconocer y estimular esa demasía de
sentido que somos dada nuestra humanidad, que no siempre está disponible, pues siempre
se enfrenta a contextos adversos que imponen una racionalidad instrumental, eficiente,
seductora que nos ofrece seguridad bajo el costo de perder autonomía.
¿Y quién es Hugo Zemelman Merino para
responsabilizarnos de tal construcción?
Estamos frente a un intelectual chileno (1930-2013) cuya amplia bibliografía
se acota en lo que llamó Epistemología del Presente Potencial y en la cual hace
una defensa apasionada sobre la necesidad de favorecer en los seres humanos, formas
de razonamiento atentos al dinamismo de la realidad.
Zemelman, siempre que tuvo oportunidad, aclaró
que su epistemología se orientaba hacia el problema del ser humano para
construir una relación consciente con la realidad que lo circunda. Su
epistemología se centra en el desafío humano de reconocer las epistemes que
ordenan nuestras formas de vivir, de percibir y pensar el mundo, entendiendo
por episteme a esas lógicas que regulan la vida social, que si bien son necesarias
para la convivencia, igual tienen el poder de instalarse sin ser reflexionadas y orientar nuestros hacer, pensar-sentir, al grado que pueden llegar a tornarse aprisionamientos
de los procesos de autonomía y creación impidiendo una ampliación de la subjetividad
humana.
Por tanto, el centro de la epistemología zemelmaniana,
es el sujeto pensante-sintiente, cuya conciencia de su conciencia, propiciará
pensamientos, sentimientos, prácticas y experiencias que abonen zonas
germinales de la realidad que necesiten impulsarse según sea la capacidad de
proyecto de los sujetos, contextos y coyuntura para realizarse, pues nada
sucede por voluntarismo. (como parece ser la implantación de la NEM)
En sus libros y diversas conferencias,
insistió en el poder humano para hacer y hacerse de sentido frente a la complejidad
de la existencia que nunca nos faltará. Para
ello, hace falta movilizar la forma de pensar predominante estimulada por el
pragmatismo, la eficiencia utilitaria en costos y tiempos, demarcados por una cultura
tecnológica de nuestro tiempo social y en contra parte desarrollar formas de razonamiento
crítico, entendiendo por crítica esta capacidad de pensar captando la
potencialidad de lo dado
Para ello, nos solicita reconocer esta forma
de pensar teórica que nos domina para explicar algo, y sugiere un pensar teórico
como mirada, y para ello, necesitamos abrevar de varias posturas sobre esa
misma realidad, y con ellas, reconocer diversos ángulos, dimensiones, ritmos,
tiempos de un mismo fenómeno y captar una articulación de procesos en movimiento,
una especie de totalidad que sigue abierta y en movimiento
Un uso de la teoría con tal sentido, permite leer
la realidad sedimentada, en la que se van cuajando fuerzas que presionan hacia
ciertos sentidos; estos reconocimientos reactivan dimensiones humanas
adormecidas por la tecnologización de la vida, como es lo ético, el asombro de
comprender por qué pasan cosas, se siente deseo de hacer algo, se rescata la
voluntad, el sentido, la necesidad de más lenguaje. Al mirar y comprender lo
antes no se sabía, emerge responsabilidad personal, se genera una implicación en
la vida compartida con los otros, dando lugar a una participación diferente, a
la gestación de una historia más consciente.
Formarse en esta racionalidad crítica aleja de
una noción de historia naturalizada, para comprenderla como creación de los
seres humanos de carne y hueso, personas que se asumen así mismas, que saben que,
si buscan su mejora continua, serán capaces de trasgredir los límites de su propia
conciencia y perfilar nuevos horizontes de experiencia. Se trata “Romper con la
inercia interna del pensamiento y con el cerco forzado por sus parámetros…”
Zemelman en sus escritos, habla un sujeto
social que se asume como constructor de sí mismo, alguien que comprende que en
la medida del florecimiento de su subjetividad, será capaz de construir una más
consciente desde la cotidianidad de su vida
Especialmente en sus conferencias confronta a
los asistentes, pregunta inquisitivamente ¿Usted sabe por qué piensa cómo
piensa? ¿Usted puede decir qué tiempo social vive? ¿Usted sabe qué pedagogía
necesitamos para formar sujetos que se piensen así mismos y la realidad que los
circunda? Preguntas para públicos formados por maestros, pues los últimos años
de vida, se vinculó con espacios formadores de profesores.
Cuando Zemelman plantea que la realidad se
construye desde la cotidianidad de la vida, aclara, que una construcción
alternativa a la que domina, no se logra con imposiciones, con actos de poder
repentinos, pues en la cotidianidad, dada su estructura jerárquica, su lógica económica
y pragmática, es el lugar más resistente al cambio. La vida cotidiana tiene una lógica, una
cultura, rutinas, hábitos, un modo dado de construir historia consciente o no, por
lo que un nuevo proyecto será como horadar una piedra gota a gota. Los proyectos alternativos afectarán las habituaciones
cotidianas y por ello, necesitan tiempo, tolerancia, pues es mucho lo que hay
reconocer como colectivo, pensar las nuevas ideas, madurar, para finalmente modificar
decisiones, negociar la vida que se comparte. Construir desde la vida
cotidiana, exige tesón, voluntad, tiempo, y mucha esperanza. Por tanto, podemos considerar que existen
espacios de vida cotidiana que no están preparadas para ciertas
transformaciones, que hay que preparar el camino para lograr modificaciones.
Esta advertencia, nos permie comprender por
qué algunos colectivos, o algunos profesores se sienten listos para reajustar
su vida cotidiana ante los dictados de la NEM, pero muchos otros, se resistirán,
defenderán sus ritmos de vida cotidiana.
Como vemos, la concepción de vida cotidiana que se nos brinda, no
problematiza esta situación, la ignora al darnos un discurso instrumental, sin
sujetos, quienes sólo reciben el dictado de las nuevas tareas. De entrada,
sabemos que el magisterio no solicitó estos cambios ¿están listos para vivir
una aventura no deseada?
Es probable, que muchos de nosotros, atrapados
en los sentidos de la racionalidad instrumental que hoy domina, no puedan
reflexionar la episteme de poder institucional que se impone, y mediante ese echaleganismo
simplista, práctico, responda a las exigencias dando lugar a transformaciones
de forma. Otros, intentando responder al
desafío, se esforzarán por reconocer los nuevos sentidos en una realidad
educativa que no ha sido preparada para tales ajustes, generando, desgaste,
malestar, molestia. Y tendremos a quienes,
por salud mental y física, ni siquiera lo intenten, simplemente se preocupen
por buscar formas de evadir y sigan con las viejas dinámicas de su vida
cotidiana que dominan.
Toda reforma curricular necesita del
protagonismo docente en los espacios cotidianos donde son quienes saben cómo
resolver su puesta en marcha, ahí se es educador. Sin embargo, no se le piensa
con esa autonomía real que ejerce durante su docencia, independientemente si ésta
es pertinente o no tanto; su protagonismo, su capacidad de ser sí mismo y cómo serlo se despliega ahí, y esto se le niega y se le reduce a un ejecutor dándolo
los materiales e indicándole los nuevos modos didácticos, lo cual riñe con su actuación
definida por la lógica de su vida cotidiana. ¿Alguien se ha preguntado por conocerla
y generar desde esta vida cotidiana los cambios que se piensan importantes y
que los docentes desconocen?
El protagonismo docente en la vida cotidiana
es real, y para engrandecer este protagonismo, necesita de un pensamiento
enriquecido, flexible, atento a la realidad que vive en tiempo presente, pues
como protagonista de ese mundo, le toca realizar una educación cada vez más
exigente y atenta a las necesidades de las nuevas generaciones. ¿Qué necesita
para fortalecer su protagonismo? Una pedagogía en la formación de profesores
que favorezca una racionalidad que no lo encierre en conceptos, sino que lo
haga visitar conceptos sin perderse en ellos; una formación que le permita reconocer
los límites de lo que sabe hacer y disponerse a hacer los cambios de los que sea
capaz de mejorar; una formación que le permita gestionar la duda, las preguntas,
la incertidumbre, pero especialmente, una formación que sabe necesita y la busca, la vive en su misma cotidianidad.
Educadores de este protagonismo autoformativo, se darán
permiso así mimos de moverse y al hacerlo, construir otros procesos educativos cada vez más pertinentes para
los otros, quienes estan bajo su responsabilidad y de esta forma, la transformación de la vida
cotidiana donde existe con los otros, será dinámica en medio de sus lógicas
estructurantes, mismas que vivirán procesos de inestabilidad regulables, manejables, comprensibles, será “ un
querer ser en las circunstancias, a un deseo de vida consciente, un sumergirse
en lo dado para saberse y desde allí mirar lo que nos rodea” (Zemelman, 2012, pág. 56) y optar por sentidos con los que sabe comprometido
Con todo lo dicho, ya vemos que el concepto de
vida cotidiana, es primordial para comprender los cambios de la realidad
social. Que nuestra vida docente se desarrolla ahí y en ella, tejemos la
historia educativa, misma que en la construcción que vamos realizando, nos asalta
por no estar haciendo de ella un espacio más consciente y dirigiéndola con más
sentido. Decirnos que la vida cotidiana
se vincula con la comunidad, que esto basta para cambiar la didáctica disciplinar
por otra basada en proyectos no es suficiente.
Sabemos que la vida escolar se enclava en el seno de la comunidad, con
cada niño, ésta entra, y con ellos, la escuela sale, que las vidas cotidianas
de estos dos espacios se entrelazan, se afectan.
Problematizar la vida cotidiana escolar desde
la epistemología zemelmaniana, abre esperanza. Problematizar desde estas ideas,
exige formación, cultura pedagógica, darse permiso de fracturar ideas y
construir otras, pero siempre es tiempo para iniciar el desafío de hacer florecer
nuestra subjetividad docente. Los educadores, tan sólo somos personas senti-pensantes,
comunes y corrientes, pero capaces de construir lo esperanzador, porque la
educación es una promesa de futuro y nosotros somos los protagonistas de sus transformaciones
desde la vida cotidiana, si es que asumimos el reto de ser protagonistas de
nosotros mismos. Hay que seguir pensando
estos asuntos alentados por esta idea:
“El hombre no es heroico ni sólo constructor,
también presente el rostro del egoísmo, la mezquindad y su enorme capacidad de
indiferencia destructiva. De ahí que cualquier discusión acerca de su
potenciación exige, para no incurrir en el simplismo de un ingenuo
romanticismo, hablarle a todo el hombre, tanto a sus ángeles como a sus
demonios, a su fuerza para elevarse y también a sus derrotas en las penumbras.”
Fuentes consultadas:
Dirección General de Materiales Educativos. (2023).
Proyectos educativos y vida cotidiana. En Un libro sin
recetas para la maestra y el maestro (págs. 93-116). Secretaría de Educación
Pública.
Heller, A. (1992). Historia y vida cotidiana.
Grijalbo.
Zemelman, H. (1996). Problemas Antropológicos y
utópicos del conocimiento. Colegio de México.
Zemelman, H. (1998). Sujeto: existencia y potencia.
Anthropos.
Zemelman, H. (2000). “La historia se hace desde la
cotidianidad”. En El fin del Capitalismo Global. El nuevo Proyecto Histórico
(págs. 153-165). Océano.
Zemelman, H. (2002). Necesidad de conciencia.
Anthropos.
Zemelman, H. (2006). Los desafíos actuales del
magisterio. En H. Z. Sollano, La labor del maestro: formar y formarse.
Editorial Pax.
Zemelman, H. (2011). Pensar teórico y pensar
epistémico. Los desafíos de la historicidad en el conocimiento social. En H.
Zemelman, Configuraciones críticas (págs. 212-228). Siglo XXI.
Zemelman, H. (2012). Pensar y poder. Razonar y
gramática del pensar histórico. Siglo XXI.
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