Happycracia. Eva Illouz, Edgar Cabanas. Ediciones Paidós, Barcelona, 2019, página 199. Edición Electrónica.
Libro terminado, y con ello, viene
la preocupación de cómo iniciar con las ideas que movilizaron otras, en esta experiencia
de lectura. Pero por algún punto hay que
iniciar.
Primeramente, diré que es un
libro, en cuyo avance va quitando velos a creencias fuertemente instaladas en
nuestra conciencia. En mi caso, siempre me he resistido a las diferentes formas
de “autoayuda”, ya sean libros, cursos, a personas que ofrecen una sanación a
los complejos problemas de infelicidad que no faltan. Aunque confieso que hace poco leí “Encuentra
a tu persona vitamina” (y fue rapidísimo, rompí mi récord) y aunque reconozco
que aprendí algo sobre la secreción del cortisol en momentos de estrés, y de la
oxitocina, la hormona del afecto en momentos agradables, sentí que no era un
libro para mí, concluí que eso de secretar hormonas a deseo, no es algo simple. Sin embargo, lo regalé a tres personas
cercanas, es un libro de autoayuda no tan simplista como otros, aporta información
neurológica sobre nuestros comportamientos complejos de manera didáctica, y eso
lo salva. Por tanto, no todo es tan malo.
Ahora bien, ya tenemos un
largo tiempo invadidos de ideas que nos orillan a tener “pensamientos positivos”,
se dice que es nuestra opción hacerlo; cuando sentimos necesidad de hablar de
lo que realmente nos pasa, sobre nuestros miedos, inseguridades, tristezas, dolencias,
desánimo frente al futuro que se intuye y se nos hace sentir mal, culpables de
no hacer lo necesario para sentirnos en bienestar, con alegría, entusiasmo,
amor por los demás y deseos infinitos de felicidad.
El pensamiento positivo lo
invade todo, se difunde por todos lados imágenes sobre una vida bonita, feliz,
alegre, fotos y más fotos inundan las redes, sonrisas, amor, logros y viene la
pregunta ¿en verdad se vive así? O es la forma en la que respondemos a la
insistencia constante de vivir en bienestar como una responsabilidad porque si
no lo hacemos, nos vemos mal ante los demás. Nos sentimos en fracaso.
En este libro se analiza el
enfoque psicológico que nos ha llevado a esta situación en la que anhelamos la
felicidad antes que cualquier cosa, sentir nos bien, en santa paz y armonía,
que nada nos duela, fluyendo ligero… Nos dice que es un enfoque que nos insta a
ser feliz sin mediar costos, para florecer, para crecer como persona, para ser
una persona exitosa y se es así, se es buena.
La psicología positiva, tiene
más de 30 años perfeccionando sus discursos y estrategias y se difunde por medio
de terapias, programas de autoayuda, conferencias de personas exitosas que se
venden en su producto logrado de ser felices, por medio de “influencers” que
nos dicen lo felices que son con su estilo de vida y nos invitan a seguirlos, que ellos nos dice
cómo, por medio de Apps, en fin, existe toda una industria encargada de esta
tarea y en eso estamos.
Pero sucede, que esta forma
de promover una forma de vida, se ha vinculado con la producción, con la
economía, y al llegar a las empresas, te dicen que seas feliz en tu trabajo, no
importa las condiciones laborales, si
eres feliz se puede sortear todo, progresar, mejorar de puesto, volverle un
emprendedor, etc. Lo mismo, este enfoque
positivo se vincula con las políticas hegemónicas y se construyen discursos ideológicos
para promover emociones que hagan a las personas decir que son felices no
importa las condiciones reales de sobrevivencia en las que habitan.
El libro se organiza en tres
grandes apartados, en el primero nos describe todo el proceso de desarrollo de
este enfoque psicológico, como nace, sus principales exponentes, algunas
críticas y como las fueron superando hasta instalarse con gran fuerza y poder
por ser un enfoque eficiente, económico en recursos y tiempos para lograr las
conductas humanas felices que convienen a quienes las necesitan, y para ello,
se ha enfatizado el individualismo, ese avanzar sin cargas, sin nadie que te
lastre, sean hijos, parejas, familia.
El segundo apartado, se
destina a reflexionar cómo se fue hilando, enredando, con el enfoque económico
dominante, siendo una propuesta que ayuda en lograr trabajadores más felices
que son capaces de trabajar más sin hacer reclamos convencidos de que van hacia
la felicidad laboral prometida.
Y el tercero, tiene la
intención de poner en la mesa, los efectos en las personas, el convencimiento
logrado y las patologías sociales que, rezagadas, en un momento buscan su luz,
y las personas se encuentran ante sí mismas frente a promesas rotas, enfermos,
y sintiendo culpa de no haber logrado la promesa de florecimiento personal. El
enfoque simplista, al dejar la de lado la complejidad humana, termina siendo
contraproducente.
En esta última parte, se
habla sobre la importancia de reconocer que no solo somos pensamientos
positivos, sino que también necesitamos saber de los pensamientos negativos que
nos habitan, comprender que no todo es blanco o negro, que somos una gama de
emociones con diferentes matices, a veces nos sentimos medio alegres, muy alegres,
eufóricos, otras veces, tristes, melancólicos, deprimidos, depende, la realidad
en a que habitamos de en cuerpo y mente.
Es importante resistir negarnos al total de nuestras emociones, no
siempre tener miedo es malo, puede salvarnos la vida, o sentir ira ante una
injusticia, nos ayudar en reflexión de las circunstancias sociales, todos los
pensamientos, sentimientos, emociones, nos hacen falta para vivir y avanzar.
Este no es un libro de autoayuda,
no nos dice qué hacer, pero si permite reflexionar sobre este modo de ser en
que nos hemos sumergido y hacer rescates, valorar lo bueno, tener claro qué
necesitamos conocer y mejorar; ayuda a pensar que somos personas complejas, y
que eso no es malo, sino que es parte de nosotros, y en la medida en que entendamos
esta complejidad, pueden pensarse las maneras de atender aquello que nos sea
perjudicial y alentar los que nos permita crecer, no solo como personas
individuales, preocupadas por sí mismas, sino como parte de una colectividad.
Me parece que es un libro muy
importante para reflexionar varias áreas sociales, en especial, la educación y
partir de la pregunta que ¿Qué tanto la psicología positiva define una
educación positiva? Yo pienso que mucho,
ya tenemos tiempo con eso de la educación emocional ¿va dando resultados? ¿En
verdad podemos instalar pensamientos positivos en la educación cuando nuestros
alumnos viven ambientes donde la adversidad los hace experimentar inseguridad,
miedo, zozobra, dolor, tristeza?
Es un libro, que puede ayudar
a pensar problemas y ya con este conocimiento, algo se podrá pensar, algo que
sea pertinente, y no solo se funde un deseo de felicidad simplista.
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