lunes, 5 de mayo de 2014

Baruch Spinoza y el amor... en "Amo, luego existo" de Manuel Cruz.

Continuando con las ideas sobre “Amo, luego existo”, toca el turno a Baruch Spinoza hablar sobre el amor y encuentro algunas ideas muy interesantes. 

Trabaja esta emoción como una alegría que hace florecer en nosotros las más excelsas actitudes, sentidos, solo crecer, aunque igual, no niega la contraparte, puede suceder lo contrario, puede, confundido el ser, en amor que llama “bobo”, no conocer qué le sucede y ser llevado a una pérdida de sí, aunque no puede explicar porque sucede esto, lo deja como lo misterioso del amor.  Aquí algunas ideas sobre esa alegría de amar...

“El amor es la conciencia de una transición significativa en la dirección de un mayor crecimiento personal y la alegría del amante, se realiza en una percepción mayor a la que experimentaba antes de sentir esa alegría. Aunque también podría plantearse lo mismo en el plano del lenguaje cotidiano y constatar que se expresan con bastante propiedad quienes declaran cosas tales como que el amor hace que saque lo mejor de sí o sí que el haber conocido (y haberse enamorado) de x les ha transformado el sentido positivo.

“En consecuencia, en cuanto alegría el amor es paso a transformación de nuestra potencia en una potencia aún mayor de existir, de actuar....esa búsqueda de mejora, en un horizonte de perfección, lejos de constituir  el resultado de una decisión libremente tomada, forma parte de la propia naturaleza humana.”

“… El amor es una cuestión de supervivencia para el individuo. Lo que aparece como contento o júbilo se basa en realidad en una carencia fundamental inscrita en lo más íntimo del corazón humano: para no amar,... haría falta no conocer, pero no conocer equivale a no ser. Bien pudiéramos decir entonces que el amado provoca en el amante la alegría del amor, pero no la crea.”

“Es imposible amar intensamente a una persona manteniendo al mismo tiempo la convicción de que su lugar podría ser ocupado por cualquier otra. Se diría que la lógica del funcionamiento interno del amor exige considerar al amado como único e irrepetible. El necesario conocimiento del mismo sólo puede seguir, por tanto, la dirección de afirmar su especificidad.”

“La necesidad de que el objeto de amor sea independiente del amante (puesto en caso contrario no habría genuino florecimiento del yo) constituye, en cierto sentido, el sensor de la emoción amorosa que es recibida por éste, de manera tanto más intenso cuanto más siente depender de la persona hasta el extremo de que ni la felicidad misma resulta capaz de concebir sin ella. Pero la conciencia de tal dependencia, .... es fuente de odio porque es conciencia del poder que posee la mano para disminuir el bienestar del amante no poder poseer por completo al objeto amado genera el dolor de la angustia y de la frustración (que nada casualmente termina virando en odio cuando se produce esa pérdida definitiva que es la ruptura.”

Manuel Cruz, Amo, luego existo. Los filósofos y el amor, (México: Espasa libros, 2010) 85-88.

1 comentario:

  1. Ahora entiendo este poema de Jaime Sabines, el amado se necesita para auto-completarse, para no estar arruinado como afirma...

    Me doy cuenta de que me faltas
    y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
    pero todo es inútil.
    Cuando me quedo solo
    me quedo más solo
    solo por todas partes y por ti y por mí.
    No hago sino esperar.
    Esperar todo el día hasta que no llegas.
    Hasta que me duermo
    y no estás y no has llegado
    y me quedo dormido
    y terriblemente cansado
    preguntando.
    Amor, todos los días.
    Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
    Puedes empezar a leer esto
    y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
    Cierra estas palabras como un círculo,
    como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
    Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
    en mi garganta como moscas en un frasco.
    Yo estoy arruinado.
    Estoy arruinado de mis huesos,
    todo es pesadumbre.

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