Asunción de ti (3)
Mario Benedetti
Puedes querer el alba
cuando ames.
Puedes
venir a reclamarte como eres.
He conservado intacto tu paisaje.
Lo dejaré en tus manos
cuando éstas lleguen, como siempre,
anunciándote.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú.
Aunque mi voz te espere
sola en su azar
quemando
y tu sueño sea eso y mucho más.
Puedes amar el alba
cuando quieras.
Mi soledad ha aprendido a ostentarte.
Esta noche, otra noche
tú estarás
y volverá a gemir el tiempo giratorio
y los labios dirán
esta paz ahora, esta paz ahora.
Ahora puede venir a reclamarte,
penetrar en tus sábanas de alegre angustia,
reconocer tu tibio corazón sin excusas,
los cuadros persuadidos,
saberte aquí.
Habrá para vivir cualquier huida
y el momento de la espuma y el sol
que aquí permanecieron.
Habrá para aprender otra piedad
y el momento del sueño y el amor
que aquí permanecieron.
Esta noche, otra noche
tú estarás,
tibia estarás al alcance de mis ojos,
lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.
He conservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta dónde esté intacto sin ti,
sin que tú le prometas horizontes de niebla,
sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú,
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
de tu cielo hasta mí.
Pero la subjetividad es una construcción única, cada uno hace esta tarea, por eso creo que tenemos esta necesidad de saber de "un otro" igual a nosotros, de ese alguien que hace la misma lucha cotidiana, y así no sentir en tanta soledad esta predestinación de auto-realizarse, pues no la podemos evadir, hay que vivir e ir hacia nuestra autenticidad humana.
ResponderEliminarPero al hacerlo, en este mundo donde sucede nuestra auto-realización no brinda garantías de nada, solo hay que vivir, ganar todo con esfuerzo, constancia, o igual, perderlo todo, quedarse de repente vacío y sin nada... Por eso, "si yo encontrara un alma como la mía", es el clamor de hallar a "un otro" que entienda el desafío de la existencia.
A veces nos parece encontrar personas así, con las que se comparte un “no sé qué”, algo que encuentra, nos hace sentir plenos, dichosos de saber que no estamos solos. Pero sucede que no somos iguales, que sin bien hay algo que encuentra, también está esta necesidad de ser nosotros mismos, atender nuestros deseos existenciales y vamos hacia nuestra diferencia, a ser siempre distintos, pero empeñados en ver los que nos hace parecernos, no aprendemos a maravillarnos del crecimiento, de aprender a que por más que crezca y sea distinto, siempre tendrá eso que nos encontró, eso que nos hace sentir plenos cuando estamos juntos, y ahí, siempre enriquecidos, estaremos cerca uno del otro. Pero somos egoístas, y situados en el reto de ser iguales, de someter el crecimiento del otro, no entendemos que vamos cambiando, que seguimos existiendo, que vamos inexorablemente hacia nuestra diferencia y entonces nos abandonamos, y nos volvemos a extraviamos uno del otro, nos perdemos haciendo cosas que lastiman, que destruyen al otro... Pero pese a todo eso que hicimos, siempre queda ese recuerdo, donde hubo otro, que nos acogió, que nos entendió y lo extrañamos (aquí divagando.. pensado ¿tonterías? quien sabe, son pensamientos que merecen escribirse, y aquí los dejo)