“El infierno son los otros” famosa frase de Sartre, filósofo
preocupado por el problema de la libertad y Savater hace algunos preguntas en
su libro “Las preguntas de la vida”
"...¿Son los demás el infierno? Sólo en tanto que pueden hacernos
la vida infernal al revelarnos -a veces poco consideradamente- las fisuras del
sueño libertario de omnipotencia que nuestra inmadurez autocomplaciente gusta
de imaginar.
¿Vivimos necesariamente incomunicados? Desde luego, si por «comunicación»
entendemos el que los demás nos interpreten espontáneamente de modo tan
exhaustivo como nosotros mismos creemos expresarnos; pero sólo muy
relativamente, si asumimos que no es lo mismo pedir comprensión que hacerse
comprender y que la buena comunicación tiene como primer requisito hacer un
esfuerzo por comprender a ese otro mismo del que pedimos comprensión...”
Y así, continua... Pero esto de que los otros nos hacen la vida
infernal es interesante, cada uno posicionado en su espacio, en su orden, en su
idea así quiere vivir, en una idea de felicidad encapsulada, donde priva la
armonía que su deseo amerita, pero llega el otro y entra en escena en nuestro
espacios como afirma U. Eco, y todo se nos mueve y ahí está el problema, ¿cómo
aceptar esa diferencia en nuestra mismidad omnipotente si somos nosotros y
nadie más ahí, en ese mundo feliz? Un mundo feliz per aislado, irreal.
Y la verdad, pienso que
siempre estaremos en esta infernalidad, ya que siempre habrá un otro que
difiera, que nos diga que nos somos libres para hacer lo que nos plazca, porque
existe eso llamado “responsabilidad”, que nos exige situarnos, y aprender a
crecer, a ser autónomos en esos resquicios de autoridad en la que nacimos,
(Castoriadis nos lo dijo, somos libres en medio la autoridad, lo dado), y ¿Cómo
crecer ahí? Luchando, desafiando,
desgastándonos queriendo cambiar lo que llevó años instalarse y muchos más
llevará desterrarlos...
No, pienso, que sería mejor que aprendamos a
auto-construirnos en esos mismos espacios donde siempre hay resquicios, el
poder no lo abarca todo (Foucault) y ahí aprovechar nuestro potencial para crecer,
aprender, y dar lugar a más realidad, esa que soñamos mejor... Pero, hacer esto,
nos exige prepararnos, cultivar nuestro pensar, nuestro sentir, y ser más
conscientes, sensibles, responsables, y sobre todo, amorosos, porque el amor es
una hermosa debilidad que se tiene ante el otro que nos importa, y a la vez, es
nuestra gran fortaleza, porque ese otro nos descentra, y entonces somos capaces
de hacer todo lo posible porque el otro, se realice, crezca, avance lleno de
luz por la vida que le ha tocado vivir.
Por tanto, el amor duele, en quien ama y por lucha por la realización
del otro no la vive fácil, siempre se enfrentara a la resistencia del otro...
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