José Errasti, Marino Pérez Álvarez. Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la identidad de género. Deusto, 2022. Edición de Electrónica.
Hace días leí, “Un daño irreversible”, libro que aborda la disforia de género, es decir, sentirse de un sexo que no corresponde al sexo reconocido al nacer. El enfoque de libro, es de tipo documental, periodístico, con entrevistas, datos y da cuenta de un fenómeno social que crece a pasos agigantados y abren nuevos problemas por conocer y atender con medidas pertinentes.
Este
libro, “Nadie nace en un cuerpo equivocado” sigue en esta discusión, pero con otro
abordaje, ya no es la reportera interesada en un fenómeno social, sino dos
catedráticos con formación psico-filosófica, quienes al desempeñarse en la
universidad y convivir con jóvenes que se introducen en estas discusiones y
cambios, por lo que se ven en la necesidad de abordar el fenómeno con bases de
corte más científico, sociológico, filosófico, y en especial por la psicología. Así, el libro se mueve en cuatro niveles:
En
primer lugar, ponen en claro, que evolutivamente, antropológicamente, científicamente,
respondemos a una sexualidad binaria.
Cómo especie, dependemos de una reproducción donde participan el sexo
que aporta el esperma, y el otro que aporta el óvulo a fecundar, de esta unión,
dependen los nacimientos, la evolución de nuestra especie. Hoy sucede, que podemos ver a un “Hombre”
embarazado, pero, aunque esta sea su apariencia, si puede embarazarse, es
mujer; e igual, podemos ver a una mujer trans, es decir, un hombre que desea
verse como mujer, que no puede embarazarse, porque es hombre. Desde esta discusión, los autores ponen en
claro que eso de declararse “No binarios”, no tiene que ver con el sexo designado
al nacer, ser hombre, ser mujer, está prescrito como garantía de la
supervivencia de nuestra especie. Además,
finalmente, si se pretende un cambio, quien es mujer y de pronto se siente hombre,
o si se es hombre y se busca ser mujer, solo es un cambio de sexo. El binarismo sexual, persiste.
Un
segundo elemento, es esta idea de “Nacer en un cuerpo equivocado”, para ello,
aluden a estudios, en este caso cerebrales, no se encuentra nada que diga, que
existe un cerebro femenino y otro masculino, no existe cerebro rosa, o azules
acordes a los cuerpos sexuados; se nace mujer, se nace hombre, lo cual se establece
por la percepción de los genitales al nacer, y el cerebro nada tiene que
ver. Por tanto, la disforia de género no
encuentra una razón científica, la pudiera existir de otras formas, y por ello,
se necesita tiempo para investigar, para reconocer cuáles son los malestares
que llevan a plantear esa disconformidad entre el cuerpo y lo que se siente.
Otro elemento
de discusión, es la tendencia afirmativa de la psicología, la medicina, la industria
farmacéutica. Cuando de pronto, una
persona dice sentirse de sexo contrario al designado al nacer y registrado oficialmente,
se va dando un facilitismo para brindar apoyo a las tendencias de conversión;
esto sucede por diferentes medios, la escuela, las redes que lo estimulan, generando
presión en los padres, a quienes los hijos amenazan con suicidarse si no ceden,
y ellos prefieren a un hijo “trans” que a un hijo muerto. Un día un niño, un joven amanece diciendo que
se “siente” es decir, se trata de una nueva “identidad sentida”, y dice que
está en un cuerpo equivocado. Y surge una medicina, una psicología afirmativa que,
sin más, sugiere la transformación, sin espera, sin una atención que revise los
malestares propios del crecimiento corporal u otros problemas de corte de
estabilidad mental, se suministran programas hormonales, cirugías de
extirpación de senos o de transformación genital. Hacer tales intervenciones, sin un tiempo de
espera, de diagnósticos con los tiempos necesarios, pensar mejor lo que
conviene en esa disforia, puede generar cambios irreversibles, que después,
ante un arrepentimiento, genere otros problemas ante los cuales no estamos
preparados para enfrentar.
Un cuarto
elemento, que parece ser el más persuasivo y peligroso es el ideológico, demagógico. Se trata del activismo “trans”, un movimiento
que recorre las redes, se difunde y propicia que niños, jóvenes, se vean invadidos
por esta tendencia y de pronto, ante cualquier problema, duda, inestabilidad,
encuentren transformándose de un sexo a otro, declarándose que tienen un cuerpo
equivocado, todo se resolverá, que al fin se han encontrado. La niñez, la
juventud, está saturada de redes, donde “influencers” hablan de sus
transformaciones y cómo han resuelto sus problemas, y a partir de ahí, se ven
envueltos en ideas que les permite avanzar y agruparse, lograr
reconocimientos. Entrar en estos grupos
propicia identificaciones, agrupaciones que reclaman derechos, libertad lograr
sus fines como modificar sus cuerpos, cambiarse de nombre, sus documentos, y vencer
cualquier resistencia. A quien ponga en
duda esta necesidad de sentida de identidad, se le acusa de transfóbico, que es
algo que hunde a las personas en las redes, y por temor a ser vetado, guardan
silencio. Poco a poco este movimiento de autodefensa trans, ha ido generando
neologismos, cambios en los pronombres, imposición de denominaciones, y quienes
sienten la necesidad de reflexionar la imposición, son vistos como enemigos, se
aplica sin censura, una fuerte censura amenazante, agresiva y poco a poco se
impone una ideología donde se confunde sexo con género. Las personas que entran en estas tendencias de
sentirse trans, son minorías que van creciendo en diversos grupos, denominados
de diversas formas, y cualquier crítica es enfrentada con argumentos transfóbicos, con discusiones cortantes y agresivas para ahondar ni encontrar
argumentos que los pongan en crisis.
El libro
es reciente, y revela un problema que, en otros países va en aumento
exponencial. En México, no he encontrado
nada al respecto, tal vez no he buscado correctamente, pero si aun no estamos
en esos niveles de avance del transformismo sexual de nuestras infancia y
juventudes, seguramente ya está surgiendo, y estamos silenciadas ante el temor
de ser personas que gritan en desierto ante la amenaza de ser señalados como personas
con fobia al transexualismo.
Los
maestros no podemos mantenernos ajenos a los nuevos problemas que van
emergiendo, ya sabemos de la defensa de hombres a usar falda, de las niñas a vestirse
como hombres, ¿Qué tanto esa tendencia disque no binaria ya está entrando en nuestra
población? O tenemos tantos problemas con la violencia, con la carestía, con la
salud, que esto aún no se nota… es posible, pero tenemos que estar atentos, no
sabemos qué problemas están ahí, creciendo.
Es un
libro recomendable para todos, y todos podemos leerlo pese a que tiene partes
complejas, que pueden saltarse, y luego volver a ellas. Su lectura en verdad, es urgente.
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