jueves, 26 de diciembre de 2024

Alijca Gescinska. Hijos de Ápate. Breve Filosofía de la verdad, la posverdad y la mentira. Ediciones Siruela, S. A., Madrid ,2023. Edición Electrónica.

 

Alijca Gescinska. Hijos de Ápate. Breve Filosofía de la verdad, la posverdad y la mentira. Ediciones Siruela, S. A., Madrid ,2023. Edición Electrónica.


De entrada, llama la atención esto de que somos hijos de Ápate, y viene la pregunta ¿Quién es Ápate? Es una diosa griega en quien se personifica el engaño, la mentira, lo fraudulento.  Sale al mundo cuando la caja de pandora es abierta.  Por tanto, esta actitud de dolo entre unos y otros, de acuerdo con esta historia mítica, nos acompaña desde el principio de los tiempos, nos es consustancial, esto de mentir, engañar, es algo muy humano, siempre activo y presente entre nosotros, que tendemos a utilizar ya para unir o distanciarnos, dependerá del interés, de los fines, de los sentidos que nos muevan el cómo utilizamos algo que sabemos.

Una palabra empieza a ser muy habitual entre nosotros “la posverdad”, y con ella se entra al debate contemporáneo de qué podemos considerar verdadero o falto de verdad, o una mentira intencional.  Y sucede porque como nunca, los medios de comunicación, gracias al avance de la informática, propician que en segundos se muevan cantidades impensables de información que se sale de nuestro control y por ello impone nuevas reglas y desafíos para reconocer qué es verdad, qué es mentira, y sobre todo, cuáles son los fines y efectos que se despliegan en la vida social.

En este libro se hace un análisis de cómo, desde mediados del siglo XX, se inició un proceso de relativismo de cualquier verdad, sin importar su campo, el tipo de investigación que la vio nacer, todo fue una versión entre tantas, todo era relativo, al grado de que la verdad resultó un asunto de perspectiva, de acuerdo con su origen, uso y fines.

Veníamos de verdades universales que ordenaba la vida en todo sentido, y de pronto, esas ideas se fueran fragmentando sin que ninguna fuese mentira, solo una versión, misma que propiciaba modos de pensar, de actuar diferenciados sin que ninguno estuviese mal, era el relativismo que nos conmocionó por decir poco a los habitantes del último cuarto de siglo pasado.

Y tales postura, aunada a la esfera política, adquirió otro peso, esas verdades relativas favorecidas por el poder en turno, las tomó y las impuso, en ese momento, la verdad, deja de ser relativa, se impone con fines específicos, pero no la impone el experto, el creador de ciencia, el filósofo, no, responderá a la esfera subjetiva, a personas con poder que deciden una verdad entre muchas, y la que conviene a sus fines personales, se impone a los demás, así, termina la pululación de ideas, y se vuelve a alguna, que manipulada, maquillada, de verdad, pasa a posverdad, donde ya no se sabe donde deja de ser verdad o falsedad.

Por ello, en el libro se analizan algunos criterios que ayudan a las personas a reconocer tal diferencia, a tener claridad cuando se trata de un conocimiento sobre la realidad producto de reflexiones, o cuando es el resultado de una manipulación de la misma con fines políticos.

Discute sobre la calidad de la información, cómo comprender cuándo son verdades diluidas, vestidas de facilitismo, de simpleza, que no cuesta nada asimilarlas; del mismo modo, la importancia de estar atentos a ideas disparatadas, tóxicas que nos invaden y exigen nuestra tolerancia, y con ellas, se pierde el sentido de lo que es seguro, un bien social, y se rompen límites, y no sabemos cómo detenernos frente los nuevos modos de vida que provocan, ya no sabemos que es verdad, qué no lo es.

Por ello, se analiza el poder de la autenticidad, sinceridad, credibilidad de quien es capaz de divulgar verdades hoy en día; se reflexiona sobre el papel de la responsabilidad, la tolerancia, la capacidad de movilizar el pensamiento en armonía con las emociones y aprender a diferenciar qué es una verdad, y qué es una mentira, aludiendo que urge comprender que moverse en una verdad produce emociones saludables, buenas para el bien social, que deja la sensación de estar en lo correcto aún con la conciencia de que se trata de una complejidad, pues una verdad que mueve la realidad, pero sabe que es ético, y en cambio, una mentira, una verdad manipulada, conlleva intención de engañar, se impone como versión única, e interesa que prospere ya que se guía por fines subjetivos más que sociales, sin importar las consecuencias sociales inesperadas.

De modo que moverse entre verdades, nunca será fácil, tiene exigencias formativas que emergen con la asunción de una vida que se toma con reflexión, autonomía, sentido social, se apela a la voluntad de saber, a reconocer que la verdad es producto de esfuerzo, que la verdad siempre es un proceso abierto, que siempre somos aspirantes a un nuevo saber y que éste es producto del esfuerzo; reconocer que si creemos que ya la encontramos, estamos en peligro, porque en ese momento, nos encerramos en una “verdad” y sólo nos preocuparemos por imponerla cueste lo que cueste, y ese momento, estamos en manos de la posverdad ¿cómo salir de ella? 

Gran problema, sobre todo en estos tiempos donde nos hemos conformado en miles de tribus humanas, cada una guiada por verdades simples y eficaces que movilizan sus emociones, su subjetividad, no, un razonamiento crítico que pueda sacarnos de este atolladero.

 

 

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