Byung Chul-Han. No-cosas. Quiebras del mundo de hoy. Penguin Random House Grupo Editorial España, 2021. Edición Electrónica.
Este libro me hizo recordar que hace unas tres décadas,
tenía tendencia a leer libros de este tipo, libros que hablan de que algo mal
estamos haciendo. En aquel tiempo era contra el sistema económico, las
políticas en boga, la hecatombe del mundo si no hacemos algo, etc., etc., se
nos vendría abajo; en ese tiempo, era aún algo novata en esto de ser maestra en
educación superior, y necesitaba argumentos para convencer de algo a mis
alumnos de pensar en cambiar y formarse de un cierto modo, en este caso, desde
enfoque de la maestría a la que estaba llegando.
Con el tiempo, leí, leí más, me informé, y sobre todo, me tomé en serio el enfoque de la Epistemología del Presente Potencial, con la que aprendí y comprendí la importancia de conocer el tiempo presente como una construcción histórica, y que en la medida en que me situara en mi propio tiempo, reconocería a la vez, fuerzas nacientes de construcción futura; comprendí que era importante leer la realidad en germen y entonces comprometerme con proyectos que los hicieran realidad, poniendo en acción esta idea de que la historia se construye desde la más cotidiana-cotidianidad.
El enfoque, en lo personal me
ayudó a tener una mente más abierta, luchando contra mis propios dogmatismos formativos,
y fue muy, pero muy difícil hacerlo, pero algo tenía la lectura de Hugo Zemelman que
por más dura y compleja que me resultaba, sabía que era buena para mí, y lo mejor, no me exigía
fidelidad, al contrario, me exigía leer y leer de todo lo que pudiera, pues comprender mi
tiempo presente no es asunto de un enfoque, sino de todos los posibles a los
que yo pudiese acceder. Y así lo hice, y lo mejor, lo sigo haciendo ya alejada
de la docencia universitaria.
Así, que ahora, cuando me encuentro con libro que nos dice
que el mundo presente está destruyéndonos, que está acabando con lo que antes
era bueno, y que ahora se nos sumerge en un estado de pérdidas, pues me resisto
a esas ideas y defiendo la construcción de la historia ¿cuál? esa que en
nuestra ceguera o luminosidad intelectual podamos construir, pues como seres
humanos somos fuerza, potencialidad ¿hacia dónde? Ese es el misterio, se trata
de apropiarse el presente y orientar futuros mejores.
Bueno, con esta aclaración, sólo diré que este libro, aunque he leído otros del autor, y que por esta tendencia no lo seguí más, pero al ver este nuevo material, lo revisé para ver sus nuevos argumentos, el título resulta atractivo.
Tiene una forma de leer el mundo que se necesita respetar. Así que me adentré por sus ideas, revisé y encontré que nos ve como consumidores de información y cosas no
reales, atrapados en las realidades virtuales, dice que somos unos infómatas extraviados,
que el mundo digital nos empequeñece, nos aturde la existencia humana con su
ruido, su inmaterialidad, el desapego por las cosas privilegiando una memoria
en la nube, donde guardamos videos, fotos y gran cantidad de información
volátil, y que somos dominados por los datos, los algoritmos de la red.
La verdad, me pareció muy pesimista. Pienso que es una
lectura del tiempo presente desde parámetros conceptuales que defiende lo
sucedido tiempo atrás, me parece que utiliza un viejo paradigma de conceptos
que lo anclan en una temporalidad ajena a la nuestra, y por ello, no puede
mirar el movimiento de la realidad presente, que definitivamente, es dinámica, veloz,
y esto la hace muy diferente a la que conocimos en dos décadas atrás, todo ha
revolucionado, tenemos un tiempo espacio muy distinto donde se generan otras
formas de existencia, otros modos de ser, estar, pensar.
Es un libro que se lee con dificultad pues se ayuda de Heidegger, Hegel, y otros filósofos (él es filósofo) y desde conceptos de estos autores, nada fáciles, nos explica este lastimoso proceso de pérdidas en el que estamos entrando.
En lo personal pienso, que si es
necesario reconocer qué estamos haciendo, qué problemas estamos generando, qué formas
de subjetividad estamos desplegando, los problemas formativos que estamos
enfrentando, y atenderlos. Pero para
hacerlo, necesitamos verlos como procesos del tiempo presente, reconocer sus
tendencias, sus fracturas, sus posibilidades, como fenómenos de la realidad sociohistórica
y prepararnos para vivirlos con un reencantamiento, con la sorpresa y animosidad
que se necesita para construir la historia que se necesita, en esto, la lectura
de Maffesoli ayuda mucho.
Diré, que si puedo rescatar algunos problemas que el autor
plantea, como es esto de la abundancia de la información por el avance de las tecnologías,
que esto de extraviarnos en medio de una información imposible de contener, de
procesar y que termina en “fake news” no es bueno, pues al ser tanta y
compleja, termina sólo en esa parte emocional y desde ellas nos domina, lo cual
no es nada bueno. Igual, tenemos el problema
de nuestro desapego de las cosas que nos rodean, todo se torna volátil, no nos
arraigamos, nos formamos comunidad con facilidad, y ni qué decir el empobrecimiento
de nuestra capacidad de pensar el mundo ante la tendencia del facilitismo, lo
simple, lo banal, porque tenemos mucho tiempo libre y buscamos más lo lúdico
para utilizarlo…
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