martes, 6 de octubre de 2015

Recordando a Hugo Zemelman Merino

El tiempo que ahora vivo, tan acelerado, me impedido escribir algo en tiempo presente, y no puedo posponer más esta escritura, así que volví a un viejo escrito -nunca publicado-, sobre la obra de Hugo Zemelman, lo que pensaba de ella hace ya 12 años, ideas que entregué a Zemelman en una visita a Mexicali, nunca supe si lo leyó o no, lo cual no me importa mucho, fue un escrito sin mucha pretensión, solo ordenar mis ideas y situarme mejor en una obra apasionante, encontrando ahí mi propio estímulo y sentido. En estos días de recuerdo por su fallecimiento apenas hace dos años, comparto la introducción.  La parte que sigue creo que merece actualizarse, pues ahora, tengo otro dominio de la obra y amerita una reescritura, pero la introducción me sigue pareciendo pertinente.


EL HUMANO COMO HONTANAR DE LA HISTORIA. El valor pedagógico de la Epistemología del Presente Potencial de  Hugo Zemelman. (Documento de Trabajo)

 Luz Divina Trujillo[1]Octubre  de 2003 

...yo no haré más que interrogarle, sin enseñarle
 nada (...)  en una palabra  haciendo otra  cosa que
preguntarle lo que piensa.”  
 Sócrates[2].


Introducción.

Este escrito tiene la intención de compartir la experiencia, que como persona y como docente se  ha generado en la convivencia con la obra de Hugo Zemelman Merino, autor cuya producción nos invita a reflexionar sobre los desafíos que tiene el sujeto de hoy para colocarse como actor social en la definición de futuros. Se pretende que al recuperar por escrito el vivir y sentir de esta experiencia no se descarne de las impresiones, las sorpresas y los asombros al leer-sentir ideas que provocan la necesidad de pensarse como ser sujeto y que además se dé el reto intelectual de cruzar el puente de lo privado a lo público logrando un nivel de significación que propicie en los otros actos de lectura que les hagan reencontrarse con sus propios caminos de experiencia y de sentido.   

La idea central de este trabajo consiste en sostener que este autor ejerce una paideia socrática[3] sobre aquellos que optan viajar por sus ideas,  que desde su escritura genera una fuerza que inquieta y provoca en sus lectores/as un deseo por autorreconocerse y autorreivindicarse en el reto de recobrar su lugar como sujeto social.  Se pretende en este sentido, resaltar que en la obra Zemelmaniana se contiene una dimensión pedagógica que insta al sujeto a formarse para recuperar y ocupar su lugar social desde la apropiación de su existencialidad, de vivir-creciendo con dignidad por la Historia.

¿Por qué hablar de Hugo Zemelman desde este lugar?  En primer lugar porque es una propuesta que aborda el problema de lo humano/a, de un modo epistemológico enfrentando la complejidad desde la cual nos invita a pensar en su multidimensionalidad para construir conceptos pertinentes y abordar de manera menos sesgada e instrumental el problema de la formación humana, y esto desata fuertes impactos en el campo de la educación.  Una segunda razón la situamos en su lenguaje, desde donde ejerce un poder, una fuerza que interpela a quienes lo leen pero sin reducirlos ni anular su capacidad de pensar y de sentir, sino que provoca y desafía estas capacidades tan mermadas por las dinámicas actuales del contexto socio-histórico. 

Su manera de decir su decir, nos coloca en la exigencia de pensar-sentirse.  ¿Cómo lo logra?, al presentarnos un lenguaje comprometido y apasionado pero abstracto[4] por tanto, complejo[5] pero no por ello ajeno y distante del sujeto, sino por el contrario, es un lenguaje que se ofrece paciente, persuasivo y respetuoso a los procesos de significación de cada cual, para dar lugar a nuevas ideas, emociones, sentimientos que desordenan los modos estandarizados de relacionarse con el mundo.  Se está ante un lenguaje con un afán de compartir su mirada sobre problemas de competencia de todos los latinoamericanos desde un decir sincero y provocador por su incesante abrirse para ser significado sin agotarse en su signos,[6] donde el lector vive la oportunidad de recuperar su capacidad de palabra.  Así, desde este decir que desafía a nuestras estructuras racionales, se percibe y siente a un autor que busca dialogar sobre asuntos impostergables, y en este esfuerzo, lo vemos reencontrándose consigo mismo,[7] ya que al compartir su necesidad de decir, nos deja percibir en qué consiste el desafío de ser sujeto y nos recuerda ese viejo deseo adormecido, refugiado en algún lugar de nuestra memoria.

Sin embargo, el reconocer la riqueza potencial contenida en su escritura, también debemos saber que esa cualidad se torna un problema al momento de ser leída, ya que su lectura propicia experiencias cargadas de interrogantes y vicisitudes que sacuden el mundo íntimo de los lectores/as.  En este sentido, es frecuente encontrarse con personas que preguntan: ¿qué dice aquí?, ¿por qué puedo leerlo y siento que entiendo algo, pero después las ideas se resisten en convertirse en lenguaje?, ¿por qué unas páginas me han costado horas de lectura? ¿por qué en medio de su lectura de repente me encuentro pensando en algo muy propio, de mí mismo?, ¿por qué no tengo lenguaje para decir ese pensar-sentir?, ¿por qué estas ideas a veces me animan, me entusiasman, pero otras me reclaman, me exigen o me conmueven en lo más hondo provocando el deseo de cambiar algo en mí y en mis circunstancias? ¿por qué me molesto cuando no logro apropiarme de esas ideas desde mis saberes y deseo alejarme de su lectura?, ¿por qué me ofende o me molesta ese modo de escribir y lo califico de reiterativo, vacío, sin sentido para mí?, ¿por qué tenemos que leer a este autor?, ¿con que derecho escribe así y me hace sentir mal?, ¿no podría escribir de otra manera? Preguntas todas que en el fondo encierran un para qué del tal esfuerzo, un para qué difícil de responder porque en el fondo es un para qué de cada quien, donde a veces no hay manera de responderlas.

Las exigencias de leer un texto epistémico como éste,  no son sólo de tipo cognitivo, sino que demandan otras cualidades que ejerciten la razón y la pasión a fin de sostenerse en un constante reencuentro con las ideas cuyo carácter abstracto nos sitúa siempre en nuestros límites de significación y provoca a cada uno/a un nuevo acto de re-lectura generador de nuevas imágenes que desatan otros significados cargados de emociones y por tanto, nuevos desafíos en el modo de reflexión.  Este ejercicio recupera la capacidad  pensantes y sintiente, y esto  aviva en cada quien  eso que afirma Bachelard cuando dice que si somos capaces de insistir en una obra es porque nos concierne.[8]  ¿Entonces de qué nos habla?

Las páginas de sus libros están cuajadas de ideas que inquietan el espíritu pues son elaboraciones discursivas abiertas que hacen un llamado a todas las dimensiones humanas, por tanto interpela y provoca el deseo de adentrarse por los misterios de esas ideas dejando asomarse las propias, lo que anima a sacudir el sistema de inercias que impiden ser, pensar y sentir en toda nuestra potencia.   Así, al leer esta obra nos reencuentra un anhelado deseo de libertad [9] y la necesidad de derribar los límites que impiden avanzar en ella sin atemorizarse, de estimular el deseo y necesidad de un pensar-sintiendo-haciendo para asumir responsablemente ser hombres y mujeres que se construyen historizándose, recuperándose desde esfuerzos de “...conciencia y de voluntad para reconocer y saber utilizar los espacios de autonomía entre lo que se es y lo que se puede ser.”[10]




[1] Docente de la Maestría en Educación Campo Formación Docente, de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Mexicali, México.
[2] PLATÓN. Menón. En: Diálogos. Porrúa, p. 216.
[3] JAEGER, Werner. Paideia. F.C.E., México, 1992, pp. 421-424.
[4] “...lenguaje de pensamiento de naturaleza constitutiva que no se identifique con el lenguaje de comunicación. Es el lenguaje de significantes como propio de la razón abierta, o pensar parametral.” ZEMELMAN, Merino Hugo. Sujeto: existencia y potencia.  Anthropos y COLMEX, España, 1998, p. 57.
[5] “...¿Qué se podrían decir las cosas de otra manera? ¡Qué las diga el que pueda!... su urticante estilo convoca al debate, la crítica, la discusión apasionada e ineludible...” Horacio Cerutti Guldberg al prologar el libro: Necesidad de conciencia. Un modo de construir conocimiento de Hugo Zemelman.
[6] Cfr. LEVINAS, Emmanuel. “La sinceridad del decir”. En Dios, la muerte y el tiempo. Cátedra, Madrid, 1998, p. 227-231.
[7] “a través del cuidado del otro se tiene la oportunidad de reencontrar la dignidad  y el respeto hacia uno mismo... Tzvetan Todorov.”  Citado por ZEMELMAN, Hugo en Necesidad de conciencia. Un modo de construir conocimiento. Colegio de México, Anthropos Editorial, Escuela Normal Superior de Michoacán, Universidad Veracruzana, España, 2002, p. 33.
[8] BACHELARD, Gastón. Introducción. En Poética del espacio. FCE, México, 1983, p. 18.
[9] Libertad que es “... a la vez liberadora y avasalladora, excitante y traumática, afirmativa y destructiva”.  LACLAU, Ernesto. “Más allá de la emancipación”. En: Emancipación y diferencia. Ariel, Argentina, 1996, p. 40.
[10] ZEMELMAN Merino Hugo. Necesidad de conciencia... op. cit., p.111.



lunes, 29 de junio de 2015

"...que las heridas sanen..."

Ayer (Mario Benedetti)

Ayer pasó el pasado lentamente
con su vacilación definitiva
sabiéndote infeliz y a la deriva
con tus dudas selladas en la frente                            
ayer pasó el pasado por el puente
y se llevó tu libertad cautiva
cambiando su silencio en carne viva
por tus leves alarmas de inocente
ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre/
con su huella de espanto y de reproche
fue haciendo del dolor una costumbre
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche.


“….que las heridas sanen…”

Esta frase, es un buen deseo de alguien hacia la persona a quien ha infringido un daño… ¿Cuántas veces hacemos esto? Sé que son buenos deseos, honestos, salidos del más profundo arrepentimiento, pero cuánta inconciencia encierran, porque este buen deseo, este lenguajear la necesidad de olvidar que se ha hecho algo a alguien, algo que se vuelve indecible para ambos, que no se entiende, solo sucede en medio de fuerzas desatadas en su momento, ahora induce a estas palabras suplicantes, muy sinceras pero que sin saberlo, vuelven a lastimar.

Con estas palabras hacemos que esas viejas heridas en vez de sanar, vuelvan a rasgarse… ¿por qué? Porque con esas palabras le recolocamos en ese lugar del desastre, donde solo hay restos de dolor que vuelven a armarse y formar esa argamasa de recuerdos que deberían seguir ahí, reposando, descansando, cada vez más ocultos, y donde se pueda soñar que ya no existen, porque siempre estarán ahí, esperando algo que los despierte.

Y es esto es tan normal, tan habitual…  Siempre queremos que nos perdonen, que la persona lastimada sane, ojalá fuese posible esa idea idílica del perdón.  Ojalá, pero no es así, porque cuando hacemos algo a los demás, por egoísmo, por desconocimiento, por mala fe, por insensatez, por lo que sea, y al tiempo somos capaces de reconocer que no estuvo bien, (porque hay quien no lo hace, no asume que hizo mal, sus estructuras valóricas no lo permiten y de esas personas necesitamos cuidarnos…), vamos en busca de su perdón, pero, desafortunadamente, ese perdón no existe.

Y no es que piense que uno necesita estar odiando al otro por lo que hizo, no, al contrario, creo en los afectos, en el amor al otro, el cuidado del otro, y por ello propongo usar palabras que no despierten los recuerdos, usar palabras nuevas, limpias lo más posible de pasado y  lo más llenas de futuro… ¿cómo hacer eso tan difícil? No lo sé, creo que lo favorece un sentimiento sincero de afecto hacia el prójimo, ese amor sincero va haciendo surgir esas palabras de reencuentro, que hacen nacer futuro, nuevos momentos de armonía entre el tú y el yo…  En cambio, si las palabras van siendo dictadas por la culpa, surgen estas frases desleales que nos regresan, y en vez de sanar heridas, las desangran más.

No le pidamos a quien es lastimado, aparte de estarlo, también acepte lo sucedido como nada, cuando no es así, ya que su conciencia está invadida de recuerdos que insisten en volver a ocupar un lugar en nuestro presente, dañando, lastimando, volviendo a abrir heridas… Dejemos dormir los recuerdos, que sigan ahí, guarecidos en las sombras del inconsciente, donde siempre estarán, pero nosotros, ocupados en el presente, tejiendo nuevos futuros no los despertaremos, y  ahí pueden seguir, hasta que un día se construyan experiencias que realmente impidan que regresen con esa fuerza destructiva.  Siempre volverán, pero como aromas del pasado, y al reencontrarse ante nuevas imágenes de vida, quedarán empequeñecidos.


Por tanto, no le pidamos al otro lastimado, que olvide, no le pidamos que sane sus heridas, no le pidamos que no recuerde, mejor reconstruyamos la vida, seamos otro nuevo, para que en cada reencuentro seamos capaces de llenar la vida de experiencias enriquecidas, donde las palabras propicien esos “no-todavía”, que llenen las viejas palabras de la alegría de vivir con esperanza…Así los recuerdos, cuando algo los despierte, no encuetren un lugar donde renacer... 

domingo, 21 de junio de 2015

La educación necesita ser pensada y actuada por sujetos para sujetos...

Me asomé al calendario escolar para ver cómo ando en tiempos y organizarme para concluir lo mejor posible el ciclo escolar y vi que de la semana del 7 al 13 de julio un espacio llamado Semana Nacional de Evaluación y me di a la tarea de investigar, y no encontré nada y me pregunto ¿por qué estoy tan desinformada? estar ocupada con los niños no alcanza para estar atenta a estas nuevas políticas educativas que se difunden poco, yo debería saber esto... en fin, en mi recorrido vi muchos documentos, ya del 2011, no están actualizados sobre la evaluación, y leí y leí, y recordé una lectura de Hugo Zemelman, un texto sobre el sujeto, conferencia dictada a psicólogos, y ahí decía que los discursos educativos adolecen de sujeto, es decir, hablan de lo que debe hacer, de ideas ideológicas que no tienen realidad, de cosas por hacer porque la realidad dominante las exige, cosas de esas, pero tienen la idea de sujeto. 

La educación se piensa como algo que debemos hacer desde el rol que nos toca, pero somos sujetos a pesar de todo, pensamos, sentimos, deseamos, y por tanto, al poner este discurso en la realidad no llega, ¿cómo si fue pensado sin esta complejidad?  Nada cambiará si no aprendemos a ver y hacer la educación como un encuentro de personas, personas de carne y hueso cada uno buscando lo propio ¿no se trata entonces de un total desencuentro? ¿Cómo hacer la educación así? sin desanimarme, pienso en el concepto de paideia, ese viejo concepto que da esperanza... "hacer nacer al adulto contenido en el niño" de acuerdo a lo que le leí a Fullat, entonces, los adultos que hacemos la educación necesitamos día a día nacer como sujetos, y superar esta idea de rol instalada y ahí tengo mis dudas si podremos hacerlo... ¿cómo mover la cabeza de este paradigma? como formadora de maestros creo que necesitamos pensarlo mucho y hacer más...


Dejo esta idea pendiente para cuando tenga un poco de tiempo, ahora, los niños me demandan y ellos son ahorita la prioridad, necesitan nacer en ese sujeto más excelso que puedan ser... ojalá, trabajo mucho en ello.

viernes, 29 de mayo de 2015

¿Cómo amar lo imperfecto? gran pregunta...

De Roberto Juarroz este hermoso poema...

¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?

¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?

Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada.

Buen consejo y entiendo que el problema es interesarse, admirarse, recrearse por lo que aún no es, eso, que creemos debe ser instituido. A los maestros nos pasa mucho con los niños (y a los padres también), tenemos un ideal sobre ellos y muchas veces no entran en ese traje, entonces, buscamos muchas razones para argumentar por qué no son quien deben ser; y sucede que es él, es quien está pudiendo ser en ese momento, la vida es tan desconocida, que a cada instante solo se puede ser lo que nos es posible ser, y ahí, somos unos desconocidos para nosotros mismos ¡qué terrible! y así vamos por la vida, de la luz habituada, hacia las penumbras misteriosas del futuro. Los poetas captan bien este miedo existencial, tal vez por eso me gustan, lo hacen lenguaje para pensarlo y sentir menos el extravío.

Y, continuando con la idea, pienso que en la docencia acompañamos a los niños y nos acompañan, y ahí vamos, se supone que orientando ese emerger subjetivo, ese salir a la luz, orientándoles para que vayan viajando hacia la perfección de sí mismo que él solo puede ser, él solo puede decidir su propio siendo, (esto desde el viejo y hermoso concepto de PAIDEIA) 

Estas vacaciones tendré que escribir mucho, mi grupito de niños me va dejando tantas preguntas e ideas, cada día cruzo el portón de la escuela con la sensación de que hay tanto por hacer, a veces desanimada por mi ignorancia, a veces con el reto de enfrentar las tareas al día siguiente, a veces agotada;  hoy haciendo algo para los alumnos-adultos de la maestría, pienso que necesito leer más, documentarme, armarme de ideas para reflexionar los sucesos del acto educativo, ¿pero dónde está el tiempo? ya sé, el tiempo se construye, porque el tiempo es uno mismo.


Pues a continuar dando lugar a mi temporalidad...

domingo, 3 de mayo de 2015

¿Performarse?... Necesitamos una "actitud auto-formativa"





Muy interesante.  Hoy día, quienes somos parte del mundo educativo vivimos experiencias de medición de todo, porque como dice este sociólogo estamos en la era del número, avasallados por la idea de medirlo todo y desde ahí hablar de parámetros de progreso o no. Y esto lleva a comparaciones entre lo esperado y lo logramos hacer, pues obviamente somos más que un dato, y no puede medirse todo, y este elemento nos demanda una actitud de sujeto, no sólo de asumir nuestro frío rol.

La lectura numérica, dice nuestro autor, tiende a minimizarnos, nos aniquila, nos muestra de un cierto modo diciendo que nos hacemos lo que debemos, que somos incapaces.  Su propuesta es que nos coloquemos frente a ese dato pensándonos, siendo uno mismo, hacerse preguntas ¿por qué se afirma esto? ¿Cómo llegué a aquí con esta resultado? ¿Qué se me pedía, por qué? ¿Era lo mejor, puedo hacer otra cosa? Es decir colocarse como sujeto y “performarse”, que el término si no me gusta nada, pero da entender que necesitamos hacer algo frente a esos datos que refleja esta tendencia imparable de medirlo todo que está fuera de control, pero nosotros podemos hacer algo ante ello, ser sujetos, pensar esos datos y volverlos a nuestro favor creciendo, construyendo una postura, lo cual es un movimiento en nosotros que no aniquila, sino nos coloca como profesionales con opinión, decisión y capacidad de cambio, nos hace vivir con prudencia y paciencia  la adversidad.  Estas ideas me agradan

Y también me parece muy buena su reflexión sobre la educación privada, en ella aporta pistas para entender cómo vamos entrando inexorablemente a esos procesos de economización de la educación y me hace preguntar ¿Y cómo la vamos enfrentar?  Solo con ¡No a la educación privada!, ¡No a la privatización! obnubilados por el pasado. Él nos dice que necesitamos reflexionar esta nueva circunstancia propia de nuestra época, inédita, en la que ya estamos en la globalización, no hay retroceso, y la educación, día a día se impregna de sus atmósferas, por ello se torna día a día una mercancía, un producto que se vende, se gana o no él, como sucede en todo negocio, y esto es de los más normal en el mundo de la economía, pero no lo es desde los preceptos de la educación paidéica, y si nosotros, los educadores, no discutimos esto,  solo actuaremos reaccionariamente defendiendo algo sin lugar hoy.  

Comparto su mensaje, definitivamente necesitamos “performarnos”, esto es, si lo entendí bien, crecer desde mí mismo al ser sensible a la realidad que me rodea, cambiar por la necesidad del cambio social, pero no por imposición, sino porque se asume uno como parte de ese sistema cambiante.

Pero desde un enfoque epistémico-pedagógico, ideas en las que me he formado, diría, necesitamos vivir en el “reto de la auto-formación”, donde la formación la entiendo como un “vivir en el límite de la experiencia”, siempre haciendo algo porque se es  consciente de que uno mismo es movimiento, cambio, que somos realidad subjetiva en la realidad social; por tanto, todo es dinamismo, movimiento y se trata simplemente de estar moviéndose, se trata de asumir que somos tiempo, espacio, procesos, y que siempre aportamos algo al mundo del cual somos parte, y con ello, construimos la historia desde el más insignificante acto de la vida cotidiana, como diría nuestro gran epistemólogo chileno, Hugo Zemelman Merino.  

Pero esta  auto-formación se necesita como un acto consciente sobre uno mismo, orientándola hacia lo más excelso de lo humano contenido en nosotros, desplegar bien este movimiento natural que somos por el hecho de existir.

viernes, 1 de mayo de 2015

Este poema entre otros, merece ser cantado...



¿De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel.

              Mario Benedetti.

Si bien este poema nos coloca en el pasado, donde hubo algo inolvidable que ahora en el presente nos hace sentir un dolorcito por su falta, también logró armar este otro verso que dice:

“El futuro no es
una página en blanco
es una fe
de erratas.”
         Mario Benedetti.


Ideas que llena de esperanza, y uno se puede quedar soñando en nuevos tiempos donde podemos hacer mejores cosas que nos rescaten de sentirnos perdidos en el mundo. 

Cierro con este último poema  (uno no puede decir cuál es el preferido ante tanta belleza de ideas que secuestran el pensamiento dependiendo de cómo nos sintamos, por eso no puedo haber en el caso de los buenos poetas, un poema preferido)...

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte
tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte
tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte
o sea
resumiendo
estoy jodido
                          y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
                      viceversa.
Mario Beneddeti...

 Que expresa lo contradictorios que somos, lo cual nos inmoviliza...



martes, 28 de abril de 2015

¿Se puede remunerar adecuadamente algo que se materializa en el futuro? la formación...



El problema de la condición laboral de los maestros es una situación histórica, siempre ha sido una profesión sub-reconocida ¿por qué será? es una pregunta que siempre me ha inquietado y no sin el riesgo de equivocarme, pienso que se debe al mundo instrumental en la cual se oficializa esta profesión, pues antes era una tarea individual, tutoral, dependiendo de un mecenas y dirigida a personas que podían pagar algo por la cultura que un docente compartía con ellos. Pero con el advenimiento de la era moderna, el surgimiento de la escuela y la construcción del estatuto maestro, éste quedó atrapado en la lógica del poder, del estado, y se le otorgó un salario a su trabajo por trasmitir la cultura dominante, de socializar a las personas de acuerdo a lo que se necesita para el funcionamiento de la sociedad, y eso hacemos históricamente, y sin saber cómo igual fuimos formados en esa lógica, pero no por ello sentimos la indiferencia de una sociedad que no valora nuestra tarea ¿por qué?

Considero que se debe a que los maestros hacemos esta tarea encomendada en tiempo presente, pero sus resultados se aprecian en el futuro, es decir, cuando la mente y el espíritu del sujeto en formación se coloca en el mundo social, para aportar algo de lo esperado, y en esto se ven contradicciones, no se ve lo esperado, lo cual no se entiende pues no se toma en cuenta que no solo participa el educador en la formación de las personas, sino que es toda la sociedad, donde habitan cosas indeseables o inesperadas, y de todo esto nuestro sujeto en formación se impregna dando lugar a una formación que a veces riñen con lo que el maestro intentó formar, entonces el producto formado por así llamarle emerge no como el perfil esperado.  Por tanto, no se puede aquilatar lo que hizo exactamente el maestro, por tanto, ¿cómo pagar bien lo que es tan difícil de mirar en la realidad?

Esto no es extraño en una sociedad que se finca en lo material y es ciega para mirar los procesos humanos y concretos que la docencia activa en las personas. Pienso que esta pueda ser una de las causas de la poca correspondencia entre la tarea profesional de los educadores y la contribución salarial de la que es objeto, siempre mínima...

Hay que seguir pensando y buscar explicaciones que nos ayuden a exigir lo que dignamente merecemos, pero que a mi ver necesita ir más por la reflexión, la formación, por lo que sabemos hacer, usar la cabeza para hacer lo que afirma John Holowey,  “cambiar sin tomar el poder” pues nos s trata de exigir lo que no se entiende y por tanto no se nos quiere dar.  Nadie entiende por qué las huelgas, los paros, estamos hablando lenguajes distintos, ¿Qué se necesita? Talvez  reconstruirnos mejor, hacernos de estrategias para re-colocarnos en el mundo y ocupar el lugar que merecemos al saber hablar sobre nuestra materia de trabajo defendiéndola de las miradas recortadas e instrumentales, hacer que se entienda, que se valore esto que necesitamos saber hacer: formar personas para el futuro que inexorablemente viene.


Este es el valor que necesita ser remunerado adecuadamente, esta capacidad utópica de estar allá, pero haciendo aquí la tarea en tiempo presente, formar personas vitales, fuertes, seguras, atentas y capaces de construir más futuro... Esto definitivamente, vale mucho, no hay dinero que alcance para cubrirle, y sí, esperamos un acercamiento económico cuando menos, que se nos otorgue eso que nos permita vivir con dignidad y con orgullo sobre esto que solo nosotros sabremos hacer.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Nadie.... excelente interpretación.




Tengo olvidado mi blog... 

Y hay tantas ideas por explorar... me gusta escribir, jugar con el lenguaje, explorar ideas, emociones, pero ahora estoy algo ocupada haciendo que otros escriban. 
Por eso, sólo dejo apuntadas aquí dos ideas por desarrollar en cuanto exista ese espacio de tiempo añorado: Somos únicos, y a veces somos capaces de sentirnos en esos planos de la mismidad, en algo muy hondo, no en lo superficial, no como cuenta Sábato sobre ese ser que va en tubos de cristal y que por ello solo logramos vernos y mirarnos, pero sin tocarse, ni compartir algo muy único, que existe de manera distinta en dos o más... 
Dice Bachelard, cuando lee y releo el libro amado, es porque le habla a algo de mi ser, algo así, pues algo así esto de sentir a las personas, por eso no con todas tenemos una profunda relación, somos selectivos... 
Y...Aunque esas personas nos lastimen, cuando somos sensibles a su autenticidad, cuando les hemos conocido en ese lugar donde somos únicos, no podemos ser indiferentes pese a sus "desvíos existenciales"... siempre los acogemos ¿será?... para pensar... 
Y sigo con lo que estoy...